TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

sábado, 28 de marzo de 2015



DIOS NOS RECREA EN EL AMOR




       Este domingo comenzamos la Semana Santa, un tiempo lleno de hermosas experiencias y numerosos avisos del ejemplar y fiel amor entregado de Nuestro Señor. Cristo vuelve a ser aclamado a la entrada de Jerusalén, quizás seas tú uno de los que está gritando: "¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!", pero entre los asistentes habían también quienes preguntaban: "¿Quién es este?" No todo el mundo le rechazó, que no faltaron los que le confesaban: "¡Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea!". El relato de la pasión nos sobrecoge y nos va a preparar para la contemplación reposada de los sufrimientos del Hijo de Dios. Nuestro Señor entró en Jerusalén entre los gritos de alabanza de unos, la indiferencia e ignorancia de otros y la confesión de fe de los creyentes... A este nuevo Domingo de Ramos, ya le traemos a Cristo su cruz, son nuestros pecados los que cargará sobre sus hombros, nuestros pecados de indiferencia y de falta de misericordia.
     En medio de aquel alboroto, que supuso la entrada en Jerusalén, lo único que le importaba a Jesús era hacer la voluntad del Padre: "Heme aquí que vengo para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad" (Heb 10, 5-7). Esta era su intención, lo había repetido muchas veces a los discípulos: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y acabar su obra" (Jn 4, 34). Jesús vive de la voluntad del Padre. Este es su alimento. En este día tenemos que decidirnos a imitar a Cristo y aceptar nuestras cruces, cargarlas sobre nuestros hombros y entrar en Jerusalén. La cruz es signo de contradicción, de duda, de fracaso. Aparentemente es el hundimiento de Jesús en el reino de la muerte. Pero para el creyente, su muerte es la señal luminosa de vida, de entrega, de victoria. ¡Aquí tenemos el verdadero rostro de Dios! Desde la cruz de Cristo, Dios es compañero del hombre hasta la muerte.
     Dios da la cara por nosotros, no se esconde, está siempre a nuestro lado, calla y acepta sufrir hasta el final, vencerá a la violencia con el amor y mostrará el valor de la unidad saliendo al encuentro de nuestras divisiones con el perdón. La historia más impresionante del mundo pasará delante de nuestros ojos en estos días, pero precisará un corazón sencillo y humilde para saber leer la Palabra que Dios nos regala. Pero es necesario poner las condiciones para vivir en Semana Santa: participa en los sacramentos, lee con atención la Palabra de Dios, guarda silencio, no dejes la oración y practica la caridad. Te aseguro que distinguirás la voz de Dios con claridad y nitidez. Al terminar esta semana entenderás cómo la humanidad ha salido recreada por el amor de Dios, cómo Cristo pagó por nosotros y ha iniciado la humanidad salvada. Dejemos que la Pasión de Cristo nos penetre con su fuerza.
+ José Manuel Lorca Planes-Obispo de Cartagena

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