El próximo domingo 8 de febrero, se
celebra en toda España la Jornada Nacional de Manos Unidas.
Una vez más se nos da la oportunidad de sumarnos
personalmente a una lucha eficaz y fiable contra esa pobreza lacerante que a todos nos abruma y excede, la
desigualdad más temible ante la que nos sentimos angustiados e impotentes. Sin
embargo, Manos Unidas ayuda a los lugares más desfavorecidos del planeta, apoya
más de
1.000 proyectos en más de 60 países, y nos
recuerda durante 12 meses que la lucha contra la pobreza es una tarea de las
naciones, pero, también, de cada una de las personas que formamos parte de
nuestro mundo. Por esta razón invita a toda la sociedad a unirse a esta lucha
contra la pobreza y con el lema de este año nos lanza a todos una pregunta
directa que es al tiempo una invitación: "Luchamos contra la
pobreza ¿te apuntas?"
Ciertamente debemos actuar y con Manos
Unidas encontramos el modo de hacerlo con eficacia, solvencia fiable y
generosidad. Esta ONG de Desarrollo de la Iglesia Católica está cerca
de nosotros, en nuestra casa, formada por voluntarios dedicados y competentes.
Conocemos sus proyectos de cerca y nos abren sus puertas para que entremos
con un corazón universal a conocer las mayores necesidades del mundo y las
acciones que se promueven para solventarlas. Todos tenemos nuestro lugar en
esta contribución necesaria, nadie puede inhibirse en aportar soluciones a las
grandes carencias. Cuentan con nosotros.
Manos Unidas invita a cada persona a
unirse, el viernes 6 de febrero, al Día del Ayuno Voluntario, haciendo ese día
este gesto especial en solidaridad con los 805 millones de personas que sufren
el hambre, cada día, en el mundo (11,5% de la población según FAO) y, si lo
desean, donando ese dinero a la organización, por los canales
habituales o entregándolo en la colecta que se realizará el domingo 8 de
febrero, Jornada Nacional de Manos Unidas, en todas las parroquias de España.
Os invito a reflexionar y a orar abriendo el corazón a
la compasión, que caracteriza lo más
humano de las personas y lo más cristiano de los bautizados.
Agradezco a Manos Unidas su servicio que
nos da la posibilidad de compartir y llegar a tantas personas y lugares
apartados. Pero, sobre todo, os animo a colaborar con generosidad para que, de nuevo, nuestro amor desprendido
haga llegar su caricia a los lugares más lejanos y auxilie a quienes aquí padecen
la desigualdad y el desamor.
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