Como en años anteriores y convocados por
el Consejo Diocesano el pasado 19 de junio, celebramos la Vigilia
Extraordinaria previa a la Solemnidad de Corpus Christi.
Bajo la sombra de nuestra blanca bandera, que nos recuerda nuestro carisma de
adoradores eucarísticos y presididos por nuestro Consiliario Diocesano Rdº. P.
D. Guillermo Domínguez, pudimos reunirnos unos cuarenta Adoradores de los
diferentes Turnos diocesanos en el Oratorio de la Santa Cueva.
El día 20
volvíamos a reunirnos, en esta ocasión, en el Primer Templo para participar en
el Solemne Pontifical presidido por nuestro Obispo D. Rafael. En su homilía, destacaba el sentido íntimo de la
eucaristía como “Cristo mismo que da la vida, que nos transforma y con nosotros
transforma el mundo”. Refiriéndose a la salida procesional posterior, la
describió como “una profesión de fe pública en un mundo que quiere relegar la
religión al ámbito exclusivamente privado y personal”. Se refirió así a la multitud de países en los que los
que la participación eucarística es motivo de persecución: “personas que hacen
el sacrificio de kilómetros para asistir a la eucaristía, muchas veces a precio
de la propia vida (…). Así mismo, destacó que la
eucaristía como “culto vivido en espíritu y en verdad” lleva necesariamente a
la caridad, “a dar la vida”, sobre todo hacia los más pobres.
Una vez finalizado
formamos en corporación dentro del Templo, procesionando, como en años
anteriores, con el cortejo que junto a Su Divina Majestad recorrió las
diferentes calles del casco antiguo.
Concluida la procesión y dentro ya de la S.I. Catedral se procedió a la
bendición de los asistentes y reserva Eucarística siéndole rendido honores a
S.D.M. por los Guiones y Banderas de las diferentes asociaciones y cofradías
participantes; quedando comprometidos desde ese momento para el año próximo.
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