«TOMAD, ESTO ES MI CUERPO… ESTA ES MI SANGRE»
En esta fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo se reafirman las tres dimensiones esenciales de la Eucaristía como sacramento, sacrificio, banquete y presencia. Lo recoge bellamente uno de los himnos de Liturgia de este día, se canta la locura del Amor del Corazón: su Presencia entre nosotros. Se queda con nosotros para siempre como el Amigo que nunca falla. Aquello que le dicen las madres a sus hijos: “Te quiero tanto que te voy a comer”. Aquí es Cristo el que por amor se deja comer por nosotros como el auténtico maná que bajó del cielo. Jesús nos dice con este sacramento: Os quiero tanto que me dejo comer para ser vuestra vida, vuestra alegría, vuestra paz ahora y por siempre.
La Eucaristía nos dice una y otra vez que no fue Moisés el que nos da el
pan de vida, es mi Padre, dice el Señor, el que os alimenta, y también repetirá
que la Eucaristía es para la vida; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Quien vive
adorando la Eucaristía transforma su
corazón.
+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo
Primado de España
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