Matar a los que sufren
nunca es progresista…
El 25 de
junio entrará en vigor la ley de la eutanasia en España. La eutanasia no es
ningún derecho, avance o progreso. Matar a los que sufren nunca es
progresista; acabar con los enfermos indefensos es reaccionario, y lo
progresista es cuidarlos. No debemos dejarnos engañar con una idea de falsa
compasión.
Nunca es lícito eliminar una vida humana para resolver ningún problema. La eutanasia,
además, es ajena al ejercicio de la medicina y a las profesiones sanitarias,
que siempre se rigen por el axioma de curar –o al menos aliviar—, y siempre
acompañar y consolar. Así lo ha manifestado el Comité de Bioética de España, los Colegios de Médicos y tantos
otros organismos y personalidades.
La Conferencia
Episcopal Española ha publicado un docu-mento clarificador y
otro la Congregación para la Doctrina de la
Fe de la Santa Sede. El derecho es a la vida y, por tanto, a los
cuidados paliativos, jamás a la muerte. El derecho a la eutanasia –dejando de lado los
cuidados paliativos y las ayudas eficaces a la dependencia- es, además,
intimidatorio y podría favorecer conductas suicidas. Debemos seguir
manifestando nuestra repulsa a esta ley y actuar en consecuencia. Eliminar el
sufrimiento sí, pero eliminar al que sufre, no.
Los obispos de la Conferencia Episcopal
animamos a suscribir el Testamento
Vital, que es la expresión escrita de
la voluntad de un paciente sobre los tratamientos médicos que
desea recibir, o no está dispuesto a aceptar, en la fase final de su
vida. El Testamento Vital también especifica que se administren los
tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos, pero que no se aplique la eutanasia. Este
Testamento Vital fue reconocido legalmente en España a partir del año 2002 con
la Ley de Autonomía del Paciente, y,
una vez firmado, se inscribe en un registro de voluntades vitales creado con
este propósito en las distintas comunidades autónomas.
Hay situaciones en las que el enfermo no
puede decidir sobre su propia salud por incapacidad, debido a la propia
enfermedad, accidente o vejez. Cuando se presentan estas dificultades, uno de
los caminos para ayudar al personal sanitario es la consideración de
la voluntad del paciente manifestada previamente a la pérdida de la capacidad
de razonar. Es a esta voluntad anticipada a lo que se
llama popularmente Testamento Vital, algo
esencial para dejar constancia de nuestra voluntad de aceptar o rechazar
determinados tratamientos médicos, liberando así a los familiares del peso
de tomar decisiones por el enfermo en situaciones tan difíciles. También
contempla nombrar a un representante legal encargado de velar por su
cumplimiento y de tomar decisiones en previsión de una eventualidad no
contemplada en el testamento escrito.
Según la proposición de Ley Orgánica de
regulación de la eutanasia no podrá aplicarse la eutanasia en caso de que la
persona haya suscrito con anterioridad un documento con instrucciones,
testamento vital, voluntades anticipadas o documentos equivalentes reconocidos
legalmente. Por eso es importante que se haga y se inscriba en el
registro de voluntades vitales de la comunidad autónoma correspondiente, para
que tenga valor jurídico, y para evitar el atropello a la dignidad y a la
libertad de la persona incapacitada que trae consigo la ley de la eutanasia.
Con el testamento vital se
especifica que no se quiere el encarnizamiento terapéutico o acciones terapéuticas
sin esperanza, inútiles u obstinadas, ni la eutanasia entendida como toda medida
adoptada para acelerar la muerte de modo directo o intencionado.
De esta forma quedan garantizados los cuidados mínimos de sustento vital, como
lo es la comida y la bebida en cualquier persona, mientras se consideren
razonablemente útiles, evitando toda forma de ensañamiento terapéutico.
Queridos amigos: os invito a conocer y
suscribir este Testamento Vital, que podéis
encontrar en las Iglesias o en la web de la Conferencia Episcopal Española,
manifestando así nuestras convicciones de modo cívico y democrático, y
asegurándonos una muerte verdaderamente digna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario