EN LA SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS Y EL DÍA DEL APOSTOLADO SEGLAR Y LA ACCIÓN CATÓLICA
Con la solemnidad de Pentecostés,
la Iglesia celebra el día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, que nos
impulsa a descubrir la riqueza del laicado en la vida del Pueblo de Dios. El Espíritu Santo quiere llevar a
la Iglesia a cumplir su misión.
Evangelizar constituye
para la Iglesia su vocación propia, su identidad más profunda, de tal manera
que cuando la Iglesia toma conciencia de su ser, se convierte en evangelizadora
y misionera. La Iglesia existe para evangelizar, y en la Iglesia todos los
bautizados somos responsables de la misión evangelizadora, pero no de
forma aislada e independiente. «Evangelizar no es para nadie un acto individual y aislado, sino profundamente comunitario y eclesial», afirmó el Papa San Pablo VI en la
Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi.
En todas las circunstancias hemos ser testigos del Señor resucitado, mostrando y
entregando a los hermanos nuestro mejor tesoro, el tesoro de nuestra fe y de
nuestra esperanza en Jesucristo, único salvador. El dinamismo
apostólico es el mejor termómetro de la vitalidad de nuestra fe. El afán por
anunciar a Jesucristo es el mejor camino para vivir una vida cristiana vigorosa
y fecunda, pues como también nos decía el papa san Pablo VI: «la fe se robustece dándola».
Con ello manifestaba que si la fe no es misionera, si no se transmite y se
comparte, corre el riesgo de fosilizarse y de asfixiarse…
Hemos de
agradecer a Dios el trabajo de las delegaciones diocesanas de Apostolado Seglar, los Movimientos y Asociaciones,
la Acción Católica, los Consejos Pastorales Parroquiales, y el
testimonio silencioso y abnegado de tantos laicos de nuestras
parroquias, que se esfuerzan cada día por vivir su vocación en la Iglesia y en
el mundo, desde el discernimiento y la sinodalidad …
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