«Y LA PALABRA SE HIZO CARNE»
Jesús es nuestro Redentor y pone su tienda entre nosotros
para compartir nuestros gozos, sufrimientos y esperanzas. Dios no nos salva
desde fuera. Se hizo semejante a nosotros en todo menos en el pecado. Un
año nuevo tenemos que vivirlo con corazón nuevo. Tener los sentimientos del
Corazón de Cristo, es ser evangelio vivo para tantos hermanos, que el único
evangelio que leerán es nuestra vida.
El prólogo de San Juan es un compendio
de cristianismo puro y duro. No se va por las ramas. Va a lo esencial del
cristianismo, que es Cristo que por nosotros los hombres, y por nuestra
salvación bajo del cielo. Se metió hasta el fondo en nuestra vida, y en nuestra
historia para transformarla según su Corazón.
La encarnación del Verbo, el poner
su tienda entre nosotros, el venirse a vivir nuestra vida para que nosotros
vivamos la suya, en el fondo es el resumen del ser cristiano. Para San Juan,
Dios Amor, nos ha salvado dando la vida por amor hasta el final. No nos ha amado
el Señor en bromas como le decía Jesús a Ángela Foligno. Su Amor es el que le
ha llevado a compartir nuestra vida y ha elevado al máximo nuestra humanidad
herida por el pecado. Es en la noche buena donde descubrimos la profunda
dignidad de ser cristianos, como nos recuerda San León Magno en sus conocidas
homilías de Navidad.
Ha marcado positivamente mi vida el
misterio de la Navidad que me recuerda una y otra vez que todo lo humano es
digno de ser vivido porque lo ha vivido Cristo y quiere vivirlo en nosotros. Es
clave saber distinguir entre lo humano y lo mundano. El papa Francisco lo
explica magistralmente. Ser humanos y vivirlo con dignidad es el mensaje de la
Navidad. Dios siempre elige el camino humano y humilde de la pobreza para amar
sin condiciones. La mundanidad es otra cosa. El poder, el tener, y el éxito
hace estéril la redención. En el fondo la mundanidad saca de nosotros lo peor,
mientras que ser humano desde Cristo, saca de nosotros lo mejor.
+
Francisco Cerro Chaves - Arzobispo
electo de Toledo
Administrador
Apostólico de Coria-Cáceres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario