«ESTE ES MI HIJO AMADO, EN QUIEN ME COMPLAZCO
El Bautismo del Señor nos habla de la
profunda humildad del Señor y de nuestro agradecimiento por ser hijos de Dios y
hermanos de la familia del Padre. Es precioso que no se cierre el ciclo de la
Navidad sin contemplar el BAUTISMO del Señor con estas tres claves:
La profunda humildad del Señor que elige el camino de los últimos, de ponerse a la cola de los pecadores
para compartir su condición y pasar por uno de tantos. No eligió significarse.
No quiso llamar la atención. Su profunda sencilla humildad nos recuerda la del
pesebre de la Navidad.
El protagonismo del Espíritu Santo
que revela la profunda identidad de Jesús, hijo amado del Padre y hermano de
pobres y pecadores. No esta lejos de nadie. Los preferidos de su Corazón los
que nunca cuentan para nadie. Sus preferidos los últimos y los penúltimos.
El Jordán, con Jesús dentro,
se convierte, por el Bautismo, en la fuente de la salvación. Naaman el
sirio fue curado de su lepra en el Jordán por obedecer los designios de Dios.
Cuando vivimos por el Bautismo, cumpliendo los proyectos de su Corazón,
subsisten en nosotros de edad en edad, y de su Corazón abierto en la cruz, de
donde brotan por el agua y la sangre, los sacramentos de la vida que curan
nuestras heridas.
+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo electo de Toledo
Administrador Apostólico de Coria-Cáceres
No hay comentarios:
Publicar un comentario