EL DECÁLOGO DE LA
VIGILANCIA EN ADVIENTO
de Benedicto XVI
¿Qué significa la
llamada de la Palabra de Dios y de la Liturgia a la vigilancia durante el
Adviento?
1.- Justo
desapego de los bienes terrenos.
2.- Sincero arrepentimiento de los propios errores.
3.- Humilde
confianza
en las manos de Dios nuestro Padre, tierno
y misericordioso.
4.- Apertura a los signos de los tiempos y a saber descubrir y
discernir los acontecimientos grandes y los hechos sencillos desde un corazón
abierto a la Providencia.
5.- Gozosa,
íntima y orante actitud de acogida, escucha y de la contemplación de la Palabra de Dios para ver la
realidad, el mundo y el prójimo con ojos nuevos, vivir con esperanza fiable y
actuar con caridad efectiva.
6.- La vigilancia cristiana es seguir al Señor, caminar hacia el encuentro con Cristo que
está continuamente visitándonos.
7.- La
vigilancia cristiana es elegir lo que El eligió.
8.- Es
amar lo que Él ha amado y ama.
9.- Es
configurar la propia vida con la suya.
10.- Es recorrer cada minuto de nuestra vida y de nuestro
tiempo en el horizonte de su amor sin dejarnos abatir por las dificultades
pequeñas o grandes, cotidianas o extraordinarias
LOS PERSONAJES DEL
ADVIENTO
Cuatro son los grandes personajes del adviento en espera, en preparación y anuncio del Dios que llega, del Señor que se acerca. El primero de ellos es el profeta Isaías. En el Nuevo Testamento destacan María de Nazaret y su esposo José y Juan el Bautista, auténtico prototipo del adviento.
“El gran pedagogo del adviento es Isaías.
Habría que leerle con una gran paz interior, dejando que sacuda nuestras
conciencias dormidas, aliente a la esperanza, anime a la conversión, promueva
gestos claros de paz y de reconciliación entre los hombres y entre los pueblos… Adviento es también el mes de María; es
litúrgicamente más mariano que ninguno otro a lo largo del año. El icono de
María gestante, o de la expectación, personifica a la Iglesia madre que está
llena de Cristo y lo pone como luz en el mundo, para que el resto de sus
hermanos habiten tranquilos hasta los confines de la tierra, pues él será
nuestra paz -Miqueas, 5,2-5-”
“María
de Nazaret es la estrella del adviento…
Ella llevó en su vientre con inefable amor de madre a Jesucristo… Ella vivió un
adviento de nueve meses en su regazo materno y virginal, en su mente y en su
corazón…
¡Qué largo y hermoso adviento!… Ella es la “mater spei”, el modelo
de la espera y de la esperanza.
Supo, como nadie, preparar un sitio al Señor, el Hijo que florecía en sus entrañas… En Ella se realizó la promesa de Israel,
la esperanza, después, ahora y ya para siempre, de la Iglesia… ¿No debería ser,
pues, diciembre el mes de María?”.
(José Manuel Puente)
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