«¿QUIÉNES SON MI MADRE Y MIS
HERMANOS?»
La promesa que nos releja el libro de los
orígenes, el Génesis, de que sería aplastada la cabeza de la serpiente, de
Satanás, continuamente está reflejado en el Evangelio de Marcos.
Dios
es Todopoderoso, pero el diablo no es todopoderoso, es “mentiroso y padre de la
mentira” y toda su misión consiste en hacer la guerra a la obra del Reino de
Dios. El diablo no puede reinar, pero sí hace la vida imposible a los que
siguen a Cristo implantando su Reino de justicia, de paz y de amor. Se expulsa
al diablo cuando amamos, reflejamos el Evangelio y cumplimos la voluntad de Dios, que nos aleja
del pecado que mata la vida y el corazón.
Como
nos recuerda el Papa Francisco en “Gaude et exultate”, el diablo que siempre trata de
separarnos a través de la mentira y la calumnia, también trata de
separarnos de Dios calumniándole. Dios
no te quiere. No eres nadie, por eso te trata tan mal. Trata de separarnos de los hermanos
calumniándolos y poniendo siempre la sospecha, es
especialista en sospechas, no son de fiar tus hermanos.
También en sus obras de las tiniebla calumniándonos a nosotros mismos creando
pesimismo, tristeza, que nos retiremos, que esto no es para nosotros. Nos
aparta con mentiras y divide la obra de Dios, la obra del Reino y nos separa de
los demás y de nosotros mismos.
La clave es creer, confiar plenamente como
un niño en brazos de su madre. La confianza absoluta en
el triunfo de Jesús arroja una vez más al vacío al diablo y sus secuaces. La victoria está en Jesús y en los que
le seguimos siempre que nos abramos a una fe, a una confianza
ilimitada en su Corazón. Si alguna vez creyéramos que estamos condenados, que
estamos en el infierno, si hemos confiado y creído en el Amor de Dios, no dudes
que estamos soñando, sería sólo un
sueño, porque cuando nos arrojamos confiadamente en su Corazón Misericordioso
el diablo no tiene nada que hacer, no puede reinar donde hay una fe que se hace
confianza en “que sabemos que nos ama” y donde hay confianza en Dios, Satanás
no puede reinar.
Jesús nos vuelve a situar en la clave de
una fe que “mueve montañas”. El Evangelio de Marcos, del catecúmeno, es donde
se refleja la vida de Jesús y donde se prepara para vivir en la vida a la
renuncia a Satanás y a todas sus seducciones, nos lanza a vivir en una
confianza sin límites en el Amor del Señor que es Todopoderoso no como el
diablo que disimula, que se trata de hacer pasar por lo que no es, y es vencido
por la Verdad de Cristo.
+Francisco Cerro Chaves - Obispo
de Coria-Cáceres
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