FEBRERO: Eucaristía y Doctrina
Social de la Iglesia
El designio de amor de Dios para la humanidad marca el título y contenido del capítulo 1º del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. La base de la Doctrina social es el Humanismo cristiano, que lejos de precisar negar a Dios para poner en valor al ser humano (como pretende el humanismo ateo), parte del amor de Dios para la humanidad para fundar y manifestar la belleza y dignidad de la persona humana, de cada hombre y mujer que vienen a la vida.
El designio de amor de Dios para la humanidad.
No toda religión es capaz
de engendrar un humanismo. Muchas concepciones religiosas o filosóficas, para
nosotros incompletas o erradas, diluyen al ser humano en la naturaleza o lo
presentan como un simple esclavo, al capricho de un dios o poder que lo
utiliza. El actual transhumanismo (más
allá del humanismo), terriblemente
pesimista (en lo antropológico), invita a poner la
esperanza en la autoinmolación de la humanidad, para dar lugar a una pretendida nueva realidad, que
siendo pura hechura humana, llegaría a superar al hombre mismo. Esta fe tecnológica levanta sus cimientos sobre el dar
por sentada la visión más reductiva y sesgada de lo que es el ser humano. Hay algo demoníaco en todo esto. Lo
mismo hemos de decir de ciertas tendencias ecologistas para las que el problema del planeta es el ser
humano y no dudan en sacrificar a éste, con tal de salvar al resto. La
encíclica Laudato sí (24 mayo 2015) del Papa Francisco es una contundente
réplica a este ecologismo antihumano.
Ante
los verdaderos y urgentes problemas
de las injusticias, las guerras, las hambrunas, la crisis económica, los
desequilibrios norte/sur, las migraciones masivas con sus millones de
refugiados, la Iglesia tiene que seguir apostando por
cada ser humano y su dignidad. Pero ha de tener en cuenta que no puede limitar su
acción a asistir, aunque ésta sea una tarea urgente e ineludible, pero tenemos
que hacer más. Tenemos que proponer una verdadera esperanza: Jesucristo, evangelio de la esperanza. Éste es el
gran tesoro que la Iglesia administra con el encargo de hacerlo a favor de
todos y siempre. Y Cristo
ofrecido íntegramente. Por eso estamos obligados personal y, sobretodo, eclesialmente a ofrecer
y construir la verdad sobre el ser humano y el mundo, sobre su ser y su obrar,
su presente y futuro, como la alternativa a las propuestas de los falsos humanismos o
del posthumanismo / transhumanismo.
El Compendio al desarrollar este punto
sigue primeramente un itinerario por la Historia de la Salvación: 1º La acción
liberadora de Dios en la historia de Israel; y 2º Jesucristo, cumplimiento del
designio de amor del Padre. Para entrar luego a analizar conceptos y
responsabilidades diversas: La persona humana en el designio de amor de Dios;
Designio de Dios y misión de la Iglesia. Viendo estos contenidos se comprende
hasta qué punto la Eucaristía, celebrada y vivida a lo largo de cada Año
Litúrgico, está totalmente implicada en estos contenidos y ayuda a vivirlos y
hacerlos realidad en los fieles y en el mundo.
La Celebración de la
Eucaristía hace presente a Cristo y configura a la Iglesia como su Esposa y
Cuerpo,
particularmente a través de la Comunión. La Adoración realiza una
suerte de recolocación del
ser humano ante Dios; nos devuelve a nuestro puesto, su efecto, perfeccionando
los actos de fe, esperanza y caridad; posee un efecto redentor y restaurador en quien adora, pero con repercusión, en la misma
línea, en su hábitat más cercano e incluso a nivel cósmico.
La
Eucaristía persuade sobre el amor que Dios nos tiene de modo personal y
eclesial, no como simple enunciación teórica que se repite, sino como
contundente verificación práctica de la misma. En
cada Eucaristía (celebrada-comulgada-adorada) Dios entrega su amor, se entrega
Él como amor a cada creyente.
¿Cómo no nos estremecemos ante la Eucaristía? Dios dándose, dando a su Hijo en
carne y hasta la muerte de cruz. Por eso, la dignidad del
hombre, su libertad, su grandeza, se expresan particularmente cuando éste se
arrodilla ante la Eucaristía, ante Dios humanado y humillado, ante Dios amor.
Preguntas para el diálogo y la meditación.
■ ¿Conoces la existencia del Compendio de la
Doctrina Social de la Iglesia, preparado por el Pontificio Consejo
“Justicia y Paz (BAC-Planeta, Madrid 2005)? ¿Qué uso haces de él?
■ ¿Tu vivencia de la Eucaristía
(celebrada-comulgada-adorada) te hace comprender y vivir el amor de Dios? ¿Das
testimonio de ello?
■ ¿Cómo ayudar a descubrir la fuerza redentora y
creadora que actúa en el Sacramento? ¿Son nuestras actitudes, en la celebración
y en la adoración, una ayuda en este sentido?
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