«YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA: EL QUE
CREE EN MÍ, AUNQUE HAYA MUERTO, VIVIRÁ»
Este texto siempre me ha impresionado y
cada vez lo medito más. En las muchas ocasiones que he estado en Betania, la
casa del Corazón de Cristo, de los amigos de Jesús, del descanso, de la
resurrección del amigo muerto, vuelvo a este texto tan lleno de vida y matices.
En Betania existen tres tipos de
cristianos en relación con Jesús, que es la Resurrección y la Vida. María, Marta y Lázaro representan tres maneras de
relacionarse con Jesús.
María expresa el amor
contemplativo que cuida los detalles del amor con el Señor. Es capaz de
acariciar con ternura los pues de Jesús, a los que unge, pensando en su muerte
y resurrección en la que cree: “Sí
Señor, sabemos que Tu eres la Resurrección y la Vida y
el que cree en Ti no morirá”. María
expresa el ser cristiano con la delicadeza de un amor que se hace detalles en
lo cotidiano de la vida. Mujer creyente que escucha la Palabra y, a los pies de
Jesús, aprende que la vida no consiste en hacer sino en ser. Por su dimensión
contemplativa apasionada “ha elegido la parte mejor”. El amor que se hace
entrega sin el nerviosismo de un trabajo frenético que, a veces, nos hace
olvidar lo esencial.
Marta, la otra hermana
de Lázaro, expresa el amor que se hace servicio, entrega. Sería injusto pensar
que, para Jesús, tiene más valor lo que vive María que lo que vive Marta.
Entonces, habría que aconsejar a todos que no trabajaran, que no se afanaran
por nada, a no tener celo apostólico. La clave es que, la actividad sin una
interioridad, nos quema y nos hace que pasemos la vida en un reproche constante
a los demás. ¡¡ Cuántos cristianos engrosan, cada día, la unidad de quemados
intensivos por una actividad sin
vida!!. Jesús, lo que corrige es el nerviosismo, el no pararse en lo esencial,
el no contemplar la vida que uno tiene delante de sus narices y preocuparse de
lo accidental, de lo anecdótico. Aquello que dice Santa Teresa de Jesús, de los que en vez de
entrar en el Castillo Interior, donde reside el Dios de la Vida, se quedan en
los foros, en los alrededores del castillo, entretenidos en sabandijas,
lagartijas y en lo que no vale la pena. En definitiva, no van adelante en la
vida cristiana por tanto entretenimiento.
Lázaro representa el
auténtico amigo de Jesús y, de hecho, se le llama así, FILEIN, el amigo de
Jesús y eso que él no hace nada, solo se deja elegir: “No sois vosotros los que me habéis
elegido a mí, soy Yo quien os ha elegido a vosotros”. (Jn
15, 15). Ante la tumba de Lázaro, Jesús llora tres veces. Le
conmueve el corazón y lo resucita porque el amigo muerto es el amigo al que
ama.
Muchas veces he pensado lo distinto que
habría sido este texto de Betania, si
Marta, inquieta, le hubiera dicho a Jesús: “Señor, mientras cocino, que es
necesario, por qué no alzas la voz, dejo abierta un poco más la puerta de la
cocina y, también con mi hermana, yo te escucho porque Tu eres más importante
que lo que hago y lo que hago es por Ti”.
+ Francisco Cerro Chaves - Obispo de
Coria-Cáceres
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