…DADLES VOSOTROS
DE COMER
… El apuro ante semejante responsabilidad de dar de comer a tal muchedumbre,
debió abrumar a los discípulos, porque Jesús no comenzó con el milagro
multiplicador, sino que comenzó con la provocación a aquellos seguidores suyos:
dadles vosotros de comer. Podemos suponer cómo se quedarían sus rostros ante el
espectáculo de más de cinco mil personas.
Quizás lo más importante para ser de
veras un instrumento de Dios es tener conciencia de la desproporción entre la
misión que se nos asigna y nuestra propia capacidad. Cuando hablamos de la paz,
del amor, de la esperanza… cuántas veces nos sentimos desbordados,
como si fuera imposible semejante empresa de pacificar, enamorar y esperanzar a
nuestros hermanos. Esto es lo que aquellos discípulos debieron experimentar
hasta el pasmo.
Pienso en los hambrientos de
nuestro mundo, sean cuales sean sus hambres. Pienso en los panes y peces que
nuestra pequeñez puede ofrecer. El milagro pide entrada también en nuestro
mundo, y Jesús está dispuesto a realizarlo. Un pequeño gesto de paz, de fe, de
ternura, de misericordia, de amor, de fidelidad… puede ser el diseño pequeño de
un mundo pacífico, tierno, creyente, amoroso y fiel. Jesús nos pide nuestro
poco, y Él hará el mucho que nuestros contemporáneos puedan necesitar.
El Señor os bendiga y os guarde.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm- Arzobispo de Oviedo
No hay comentarios:
Publicar un comentario