LA FE NO
ES UN ATAJO
Padre Javier
Leoz
Aquel Pedro que fue inspirado por el mismo Jesús
para su profesión de fe “Tú eres el hijo de Dios” hoy es puesto sobre las
cuerdas: tú no piensas como Dios, piensas como los
hombres.
1.- La fe es gracia y es regalo. Es un privilegio que Dios
nos concede. Desde esa luz, que es la fe, podemos alumbrar todo lo que acontece
en torno a nosotros e, incluso, nuestras mismas personas.
Como a Pedro, al mundo de hoy, no le
seduce demasiado el sufrimiento.
Preferimos una fe de merengue ya fácil a una fe probada; una fe de gloria a una
fe de calvario; una fe de sentimientos a una fe de conversión, una fe con
camino llano más que aquella otra expresada en camino angosto o empedrado duro.
Pensar como Dios, exige optar por lo que
el mundo nos oculta. Pensar como los hombres, puede llevarnos a perdernos en
unos túneles sin salida, a caer en unos pozos sin fondo.
El camino que Jesús nos propone, no es el
de los atajos que el discurso materialista nos vende machaconamente. No es
aquel del escaparate del triunfo, sino aquel otro que se fragua en el escenario
del servicio. No es el de la apariencia, sino el trabajar sin desmayo allá
donde nadie oposita.
2.- Para que brille el sol es necesario que el cielo esté
limpio de nubes. Jesús, en el evangelio de este domingo veraniego, nos advierte
que para
que destelle Dios con toda su magnitud en nosotros, no hemos de ser obstáculo. El sufrimiento y la cruz, o dicho de otra manera, las
contrariedades, oposición, zancadillas, sinsabores, incomprensiones, etc.,
lejos de rehusarlas hemos de aprender a valorarlas y encajarlas desde ese
apostar por Jesús de Nazaret en un contexto social donde, a veces, se oyen más
las voces de los enemigos de Dios que la labor transformadora de aquellos que
creemos en El. ¿A quién le apetece un camino con espinas? Jesús nos lo
adelanta. Y los primeros testigos del evangelio (apóstoles y mártires) lo vivieron
en propia carne: ser de Cristo implica estar abierto a lo que pueda
venir. Incluso dar la vida por El.
Frente al único pensamiento que algunos
pretenden imponernos (que puede distar mucho del pensamiento que Dios tiene
sobre el mundo) no cabe sino ser fuertes y abrazar la cruz cuando sea
necesario.
3.- El Papa Francisco, en sus alocuciones frecuentes en
Roma, nos insiste en esa dirección: “el problema no está en los que “viven
ilícitamente” su pertenencia a la Iglesia. El problema mayor es que, una gran
mayoría de cristianos, viven su cristianismo con las mismas características de
los no bautizados, de los que no creen en Dios”.
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