«SE HA CUMPLIDO EL PLAZO…»
Convertirse es la asignatura pendiente de
toda nuestra vida. Pasa por distintas etapas. Hay ingredientes como en una
paella que no pueden faltar. Es dejarse alcanzar por Cristo.
Siempre se comienza la conversión con ir
al desierto y como dice el profeta Oseas… La llevaré al desierto y allí le
hablaré al corazón.
Al desierto nos conduce el Espíritu
Santo que tiene siempre como misión formar en nosotros el corazón de Cristo
para vivir con sus mismos sentimientos.
Llama la atención que en este lugar de
gracia que es el desierto, seamos tentados por el Maligno. Todo lo que son y
han sido las mayores gracias de nuestra vida como la vocación, la familia, la
oración, la comunidad… el diablo lo aprovecha para tentarnos y apartarnos de la
voluntad de Dios.
La cuaresma nos convoca a la conversión,
no a lavarnos el rostro, sino a cambiar el corazón.
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Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo
Primado de España
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