es
la Pascua del Espíritu, “aliento” de Dios que pone en movimiento la fe y la
vida de los que creen. El mundo y la Iglesia están
necesitados de un nuevo Pentecostés, una nueva invasión de la fuerza creadora
de Dios. El Espíritu Santo que recibieron los apóstoles de la Iglesia naciente,
es el mismo Espíritu que un día recibimos en nuestro bautismo, y el mismo que
hoy Jesús Resucitado sigue derramando sobre cada uno de nosotros, para animar
nuestro caminar creyente y renovar nuestro compromiso cristiano.
El 9 de junio, solemnidad de
Pentecostés, es
una de las más importantes en el calendario de la Iglesia, puesto que
actualizamos el cumplimiento de la promesa de Cristo a los apóstoles de que el
Padre enviaría al Espíritu Santo para guiarlos en la misión evangelizadora. Se
celebra el Día
de la Acción Católica y del Apostolado Seglar con el lema, “Somos misión“. Cada
fiel laico, animado por la fuerza del Espíritu Santo, está llamado a descubrir,
en medio del Pueblo de Dios, que es una
misión.
La misión en el corazón del
pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar, no es un
apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de
mi ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta tierra, y para eso
estoy en este mundo (EG, n. 273).
La invitación del papa a sentirnos «misión
en esta tierra», siguiendo la línea marcada por el Concilio
Vaticano II (LG, n. 31), tiene su fundamento en
nuestro bautismo. No es un apéndice o adorno, sino que es nuestra vocación. La
motivación principal para realizar la misión evangelizadora se halla en el
encuentro personal con el amor de Jesús. “El verdadero misionero, que nunca
deja de ser discípulo, sabe que Jesús camina con él, habla con él, respira con
él, trabaja con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera»
(EG, n. 266).
Amigos cristianos seglares: Como laicos
estáis llamados a ser discípulos misioneros de Cristo en la Iglesia y en el
mundo, «bautizados y enviados». Los laicos sois Iglesia. Por el bautismo, os incorporáis
a Cristo, participando de su triple función, y a su Cuerpo, la Iglesia. Es
necesario que todos nos sintamos partícipes y corresponsables en la misión de
la Iglesia. Que aprendamos a trabajar no por acciones aisladas, sino por
proyectos, que son los que nos ayudan a ir creciendo en búsqueda de objetivos y
logros comunes […] Os encomiendo al Espíritu Santo en este domingo de
Pentecostés. El será vuestro consuelo y fortaleza para ser testigos de Cristo.
Orad también por mí.
+ Rafael Zornoza Boy
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