«DAD AL CÉSAR LO DEL CÉSAR
Y A DIOS LO QUE ES DE DIOS»
Al
Señor siempre le buscaban el cogerlo, el ridiculizarlo o dejarlo planchado en
su doctrina. Pero siempre a los fariseos les salió el tiro por la culata. Sólo
por este texto podía haber pasado una persona a la historia pues presenta el Señor una sabiduría inmensa y
profunda y capaz de salir airoso del atolladero en que lo quieren meter los
fariseos.
El
gran error de los fariseos siempre ha sido de enredo, de minucias, de estrechar
el corazón. No daban nunca anchura al espíritu. Se quedan en rigorismos, en las
leyes, en dejar a la persona fuera de juego. Es la lógica de la
“autorreferencialidad” de la que tanto habla el Papa Francisco y que tiene en
los fariseos los más perfectos aliados. Modelos ¿de qué? Se pasan la vida
“pegando en la cresta a todos” sin dejarles ninguna solución.
Pagamos
o no pagamos ¿Quién puede más Dios o el César, el mundo o la religión, el
cumplimiento de la ley o la caridad? Hacer problema de lo que no existe. Lo
enredan todo. Es
también un tipo de la actitud del diablo que nunca busca claridad y
transparencia sino enredo.
Hay
que darle a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. El cristiano
debe ser el mejor ciudadano del mundo. No se debe escapar ni escaquear de sus
impuestos, de sus obligaciones, de sus deberes con todo lo que es social y que
nos obliga a todos. Debemos ser solidarios y, a la vez, constructores entre
todos de una sociedad justa.
El Señor lo tuvo siempre claro por eso no
se escabulle ante el fariseísmo hipócrita de todos los tiempos. Estar con Dios
es estar con el ser humano. Cuanto más cerca estamos de Dios más
bien hacemos a la sociedad y al mundo.
Aquellos que dicen no creer, deberían estar encantados con los principios
cristianos pues cuanto más los cumplamos más se benefician ellos y toda la
sociedad.
+Francisco Cerro Chaves - Obispo
de Coria-Cáceres
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