«YO SOY EL PAN VIVO; EL
QUE COMA DE ESTE PAN VIVIRÁ PARA SIEMPRE»
…La fiesta del Corpus nos trae esa
compañía tan consoladora de Jesucristo cercano, amigo, que recorre nuestro
camino para acompañarnos, para que podamos compartir con él nuestras
preocupaciones y podamos sentir el consuelo de un amigo que siempre está ahí.
Ha crecido notablemente en nuestros días
la adoración eucarística, estar ratos largos con Jesús en la Eucaristía. Y
tenemos que fomentarlo mucho más. Cómo serena el alma esa presencia, cómo
enciende el corazón en el amor de su Corazón, cómo se desvanecen tantas
preocupaciones y angustias con tan buen amigo presente. No acabaremos nunca de
darle gracias por este precioso regalo de la Eucaristía.
En este
sacramento, Jesús trae hasta nosotros su sacrificio realizado una vez para
siempre. Lo que en el Calvario fue
sacrificio cruento, en la Eucaristía es sacrifico incruento. Pero es el mismo y
único sacrificio, que nos invita a nosotros a ofrecernos con Él, a hacer de
nuestra vida una ofrenda permanente. La vida adquiere nuevo valor cuando es
ofrecida con Jesucristo, nuestra vida se convierte en ofrenda de amor por la salvación
del mundo entero. Para que esta ofrenda sea agradable a Dios, Dios mismo nos
envía su Espíritu Santo que nos transforma en ofrenda permanente. Y todo ello
se alimenta en la Eucaristía.
Y la Eucaristía es sacramento en forma de comida y
bebida, invitándonos a comer el Cuerpo del Señor y a beber su sangre redentora. “Tomad, comed todos de él… Tomad, bebed todos de
él”. Compartir la misma comida nos une en un mismo Cuerpo, eso es la comunión.
La comunión tiene su fuente permanente en la Eucaristía. Es en este sacramento
donde se fragua el amor cristiano, que se desborda en la caridad hacia los
hermanos. Comulgar con Cristo nos lleva a comulgar con los hermanos, nos lleva
a entregar nuestra vida en favor de los demás, como ha hecho Jesucristo.
Por eso,
en esta fecha tan señalada se nos recuerda el compromiso cristiano de la
caridad para con los demás. Coincidiendo con la fiesta del Corpus, celebramos
el Día de Cáritas, como una llamada y una provocación al ejercicio del amor
fraterno.
Recibid
mi afecto y mi bendición:
+
Demetrio Fernández - obispo de Córdoba.
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