Quien cree en Cristo sabe que la fe no es una
“característica” más de su vida, sino que es el fundamento de la misma, que
constantemente le exige acciones concretas de amor al prójimo.
1. Comprométete con la sociedad: Existen muchas maneras de comprometerte con tu comunidad. Puedes
proponerte un par de visitas mensuales a un asilo u ofrecer tu ayuda a un
comedor para indigentes. Ve al encuentro de quienes más lo necesitan.
2. Realiza un
apostolado en tu parroquia: Dile al sacerdote de tu parroquia que quieres
ponerte al servicio de la comunidad participando activamente en la vida de
Iglesia, él te ofrecerá las opciones en las que puedes ayudar, desde cantar en
un coro hasta visitar a los enfermos que se encuentran solos.
3. Más amor a tu
familia: Haz un propósito concreto para todo el año que sepas que realmente
unirá a tu familia. Puede ayudarte pensar en actos concretos. No importa que
exijan mucho esfuerzo, Dios ya está contigo.
4. Reflexiona el Evangelio: La Iglesia propone una lectura del Evangelio para cada día. Lo encuentras
fácilmente en internet o en Misales mensuales que son muy baratos. Dedica 5 o
10 minutos de silencio y concentración para preguntarte ¿qué me quiere
transmitir este texto de la Palabra de Dios? ¿Qué le respondo yo a Dios hoy?
¡Eso es oración!
5. Reza en familia: Ese viejo
dicho “Familia que ora unida, permanece unida” tiene mucho de verdad. Proponte
para este año rezar con sencillez en familia por la mañana o antes de dormir.
Si ya lo haces, puedes mejorar la calidad de la oración, por ejemplo,
incluyendo una breve lectura bíblica o un momento para que cada miembro diga
qué agradece a Dios esa mañana o esa noche.
6. Da limosna:
Dar limosna nos vuelve desprendidos, solidarios, generosos. Existen
instituciones de mucha seriedad, como orfanatos o asilos, a las que les haría
muy bien una cooperación mensual para seguir adelante o ayudar a más personas.
7. Elige una petición mensual: Elige doce peticiones, una por mes, y comprométete a rezar constantemente
por ella. Algunos ejemplos: Por la unión de las familias, por la salud de los
indigentes, por la alegría de los huérfanos, por la paz nacional, por la
fortaleza de los matrimonios que viven dificultades. Poco a poco verás que
cuando uno reza por ciertas personas, se siente comprometido a hacer algo más
por ellas.
8. ¡Hazte de
favoritos!: Piensa en Jesucristo. Él tenía favoritos: Leprosos,
paralíticos, viudas, niños, enfermos, prostitutas, mendigos, entre otros. Tú
también te puedes hacer de favoritos: huérfanos, migrantes, ancianos, presos,
pobres, hospitalizados, entre otros, siempre siguiendo el modelo de Jesús.
9. Regala tiempo:
Todas las ideas anteriores para propósitos de Año Nuevo requieren de tu tiempo,
que probablemente es lo que más nos cuesta regalar. Haz una donación grande por
amor a Dios y al prójimo: ¡Regala tu tiempo con generosidad para construir el
Reino de Dios!
10. Revisa tus
propósitos mensualmente: El problema
más frecuente con los propósitos de Año Nuevo es que se olvidan en febrero.
Escribe las metas que elegiste para este año en un papel, consérvalo y revísalo
mensualmente. Puedes fijar un día: “Cada 25 de mes es día de revisión de
propósitos”, o cada tercer lunes o cada segundo jueves. Pero no dejes pasar la
revisión mensual para ajustar esos propósitos y renovar tu entusiasmo.
Éstas son sólo
algunas ideas, pero tú puedes tener muchas más de acuerdo a las necesidades de
tu comunidad y a tus talentos.
Piensa en
Jesucristo, en su andar por las calles, en Dios: ¿Qué sueña Él para ti? Haz de
la fe el centro de tu vida, sabiendo que Dios te ha creado por y para el Amor.
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