Sobre la Ley
Aprobada en el Congreso de los diputados la Ley
contra la violencia a la infancia (16-04-2021). Es una
buena noticia que el Congreso se haga eco de una problemática que afecta a la
sociedad española.
En el ámbito del debate
parlamentario, la ministra de Derechos Sociales y Agenda
2030, Ione Belarra, señaló a la
Iglesia como cómplice de esos abusos por encubrimiento. Es una acusación
gravemente injusta que
pretende ensuciar la actividad de millones de personas durante décadas y que no
se corresponde en absoluto con la verdad.
Estudios
independientes recientes
han puesto de manifiesto la gravedad de este problema en
nuestro país. Esos estudios han señalado que el 0,2% de los casos se han dado en actividades
religiosas, algo que
siendo para nosotros grave, pone en su magnitud las dimensiones del problema y
señala los entornos en los que se producen mayoritariamente los abusos, que
deben tener especial atención y protección.
La Iglesia y su compromiso con la protección de
menores
La Iglesia católica inició
ya en 2002 un largo proceso de actualización de sus protocolos y su código de
derecho
especialmente en cuestiones de prescripción de esos delitos y de prevención de abusos
en el presente y en el futuro, aspectos que ahora incorpora la legislación
española. Desde aquel
año se han desarrollado protocolos y entornos seguros para los menores en los
lugares en los que la Iglesia realiza su actividad. Las congregaciones religiosas
han desplegado un importante número de iniciativas para atender de manera
segura a los menores y también la Iglesia diocesana está recorriendo ese camino
y han habilitado oficinas de protección a los menores y prevención de abusos en
todas las diócesis españolas.
Como parte de su
misión, la Iglesia está
firmemente comprometida en la promoción integral de los menores y desarrolla
miles de iniciativas cada año que buscan formarlos en valores tan relevantes
como la solidaridad, el respeto a la diferencia, el servicio al bien común o el
cuidado del entorno según los principios del humanismo cristiano.
En este fin trabajan
miles de laicos, sacerdotes y religiosos con esfuerzo, capacitación, dedicación y responsabilidad. Su trabajo no puede quedar empañado ni por las acciones de
algunos de sus miembros que son indignos de ese trabajo ni por las apreciaciones de los políticos que, presas de un rancio anticlericalismo, utilizan a
la Iglesia para la confrontación política en una estrategia de ruptura y
confrontación.
Queremos finalmente renovar el compromiso de la Iglesia con la protección de los menores que seguirá dando pasos adelante y agradecer el trabajo de todos los que dentro y fuera de la Iglesia trabajan en el cuidado de los menores y en su formación, para un futuro mejor.
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