«NO PODÉIS SERVIR A
DIOS Y AL DINERO»
No podemos servir a Dios y al dinero. Una
sentencia tan clara de Jesús y nada fácil de vivir sin la gracia del Señor. ¿Dónde radica la dificultad? Siempre me impresiono en el proceso de conversión
espiritual del beato Carlos de Foucauld, que atraído por la simplicidad del
Islán, no llego nunca a dar el paso, porque al no valorar la pobreza, ni la
castidad, no veía que era la verdad plenamente revelada.
Jesús nos
descubre que el corazón no se puede compartir. Si damos el
corazón al dinero, se esfuma el amor a Dios y al prójimo. Si damos el corazón
al Señor, el atractivo del mundo se pierde, y le crecen al alma para volar las
alas del amor y de la libertad. Existe una imposibilidad de servir a Dios y el
dinero. Siempre se opta por uno o por el otro. Quererlo reconciliar en el fondo
es no conocer el corazón humano, que no puede servir a dos señores a la vez.
La clave. Solo puede ser pobre
evangélicamente quien tiene a Cristo como riqueza. Cuando el Señor toma
posesión de nuestra vida, como nuestra gran riqueza, se vive con lo justo y
necesario, aunque también es verdad que nunca nos falta de nada, y que el Señor
nos da mucho más de lo que ningún corazón humano puede soñar. Su generosidad es
sin límites para quien le sirve. Cuando el corazón humano está vacío hay que
llenarlo con lo que sea. Cuando está lleno de la riqueza del amor de Dios, se descubre que necesitamos pocas cosas para
ser felices y que las
necesitamos poco.
Por último el peligro inmenso del dinero,
el “dios mamom”, que absorbe todas nuestras energías y no nos deja amar. Las
riquezas cuando se instalan en el corazón humano, se convierten en la dictadura
que no deja ni amar, ni volar. San Juan de la cruz pone el ejemplo de que un
ave no puede volar si está atado a un tenue hilo o a una cadena de oro. Dar el
corazón a las riquezas hace estéril el seguimiento de Cristo. Nos desfondamos.
Perdemos el norte… y lo más grave es que acabamos perdiendo a quien está
llamado a ser la riqueza de nuestra vida.
+ Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres
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