«¿Y
QUIÉN ES MI PRÓJIMO?»
La
clave de la evangelización esta siempre en responder desde el Corazón de Cristo
a las grandes preguntas que alberga el corazón humano. O no sabemos suscitar
las grandes preguntas o no sabemos proponer las grandes respuestas como hacia
Jesús.
Cuanta sabiduría se encuentra reflejada en todas las parábolas de Jesús. En la del buen samaritano se reflejan todos los corazones humanos ante la persona herida en el camino de la vida.
Cuanta sabiduría se encuentra reflejada en todas las parábolas de Jesús. En la del buen samaritano se reflejan todos los corazones humanos ante la persona herida en el camino de la vida.
El hombre aparentemente profundamente religioso
cumpliendo leyes pero sin caridad. No tiene el corazón ilimitadamente bueno de
Jesús que refleja las bienaventuranzas. No es bueno hasta que le duela. Cumple
con la ley pero no arriesga la vida por los heridos y apaleados en las
periferias geográficas y existenciales. No se matan por los demás.
Otro personaje es el que quiere nadar y
guardar la ropa. No se acerca por si acaso se contagia de compasión. Guarda las
apariencias sociales pero no es bueno de corazón. Su patria es la mediocridad.
Se escapa con la conciencia aparentemente tranquila pero no es capaz de amar
hasta el extremo. Pueden ser muy religiosos, pero muy poco cristianos, porque
falta la prueba de algodón que es la caridad en el camino de la vida.
El último personaje es conmovedor. Fuera
de los márgenes de lo políticamente correcto. Se mancha las manos trabajando
por los demás porque lo exige el buen corazón limpio de toda miseria humana.
Hace el bien y lo hace bien, aunque le puede salir el tiro por la culata. Ve el
rostro de Jesús en el caído y herido y no le importa complicarse la vida aunque
le dejen solo. Ha captado perfectamente quien es mi prójimo.
Es la teología caritativa propia de los
santos. El Espíritu les impulsa a dar la vida por amor, a llevar sobre su propia
cabalgadura al herido y sin esperanza. Como el buen pastor es también pasto que
acoge y alimenta a todos los cansados y agobiados.
+ Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres
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