BIENAVENTURADOS LOS
MISERICORDIOSOS
CELEBRAR
EL JUBILEO DE LA MISERICORDIA
El Santo Padre nos invita al Jubileo de la Misericordia. La Bula Misericordiae
vultus que convoca el Jubileo constituye un precioso tratado sobre la
misericordia, expuesto sencillamente por el Papa, cuya lectura nos ayudará a
entender mejor su significado. Aunque la inauguración oficial del Jubileo de la
Misericordia será el próximo 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada
Concepción, creo importante plantear ya su preparación desde nuestro comienzo
de curso. Así lo desea al Santo Padre que propone este tiempo, desde la bula de
convocatoria, como periodo inicial de estudio, dialogo y acción. Sera la
garantía de una celebración que cale profundamente en nuestra vida y el mejor
impulso a nuestro plan pastoral. En el primer Ángelus después de su elección,
el Santo Padre decía que: “Al escuchar misericordia, esta palabra cambia
todo. Es lo mejor que podemos escuchar: cambia el mundo. Un poco de
misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien
esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia”
(Ángelus del 17 de marzo de 2013).
Este Jubileo de la misericordia tiene unas características que lo
distinguen de los demás. En primer lugar es deseo del Papa que sea vivido tanto en Roma
como en las Iglesias locales. En segundo lugar se ofrece la posibilidad de
abrir la puerta santa, la puerta de la misericordia, en cada Diócesis,
especialmente en cada Catedral, en un templo significativo o en un santuario de
devoción especial para los fieles, para facilitar su acogida, algo desconocido
en otros Jubileos. En tercer lugar, se trata de un Jubileo que toma su fuerza
en el contenido central de la fe y busca recordar a la Iglesia su misión
prioritaria de ser testimonio de la misericordia. Para ello, el Papa enviará al
mundo entero unos misioneros de la misericordia, sacerdotes capaces de
comprender los límites de los hombres pero audaces para difundir la ternura del
Buen Pastor en la predicación y en la confesión. Por último, el Jubileo
pretende que participen en él absolutamente todos los cristianos, de cualquier
edad, vocación o carisma, para que cada uno viva el profundo significado de la
misericordia.
Se ha establecido un calendario
para que todos se sientan llamados a vivir la misericordia del Señor, desde el
8 de diciembre de 2015, celebración de la apertura del jubileo de la
Misericordia, hasta su clausura el 20 de noviembre de 2016, Solemnidad de
Cristo, Rey del universo. Incorporaremos a nuestra programación sus eventos y
convocatorias.
En Evangelii gaudium nos
ofrece el Santo Padre la clave reveladora que nos ayudará a entender el verdadero
significado y el sentido de este Año jubilar: “La iglesia vive un deseo inagotable de
brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del
Padre y su fuerza difusiva” (n. 24). La Bula Misericordiae
vultus responde a esta mirada, nos sumerge de lleno en este gran misterio
del ser de Dios, de su inaudito amor por todos los hombres, de su don de
salvación. Dios misericordioso nos hace una llamada para que seamos los
primeros beneficiarios y difusores de su caridad.
Desde sus primeros gestos y
palabras el Papa Francisco puso su pontificado bajo el signo de la misericordia
divina. “Éste es el gran tiempo de la misericordia. No lo olviden: éste es
el gran tiempo de la misericordia”, exclamaba en su primer Ángelus
dominical (12 de junio de 2013). Tenemos por tanto la
oportunidad de comprender y vivir mejor nuestra fe a partir de esta verdad
fundamental que Dios nos ha revelado, que define y caracteriza nuestro ser
cristiano y que orienta nuestra misión y nuestro obrar: que Dios es
misericordia, capaz de compadecerse de nuestras pobrezas y debilidades, siempre
dispuesto al perdón y a la gracia que regenera nuestra vida y la llena de
fruto. Si llegamos a vivir, profundizar, experimentar y pensar esta
misericordia, como pretende el Papa con este Jubileo, obtendremos una verdadera
gracia para nuestra diócesis y para cada uno en particular, y será un tiempo de
crecimiento para todos los cristianos y un verdadero renacimiento para
proseguir en el camino de la nueva evangelización y de la conversión que nos
hemos trazado en nuestro Plan Diocesano de Pastoral para estos años.
La misericordia es “la viga maestra que sostiene la vida de la
Iglesia” y debe
estar presente en todo, pues lo está Cristo. Para transmitir al mundo el fuego
de la misericordia debemos desarrollar diferentes facetas.
Os invito a poner la atención en algunas
más relevantes que os presento ahora para esforzarnos en vivirlas
comunitariamente.
+Mons. Rafael Zornoza Boy-Obispo de Cádiz-Ceuta
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