El hombre viviente es imagen de Dios
“Alegraos en el Señor siempre; lo repito: alegraos. Que vuestra bondad sea notoria a todos los hombres. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna, sino más bien en toda oración y plegaria presentad al Señor vuestras necesidades con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, considerad lo que hay de verdadero, de noble, de buena fama, de virtuoso, de laudable; practicad lo que habéis aprendido y recibido, lo que habéis oído y visto en mí, y el Dios de la paz estará con vosotros.” San Pablo en su carta a los Filipenses 4, 4-9vs.
“Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad”(Ps. 8).
“Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad”(Ps. 8).
El ser humano, varón y mujer, excelsa criatura de Dios, ha sido “coronado” por Dios con su amor. La grandeza, la dignidad y el valor de su humanidad radican en el ser partícipe del misterio de Dios, que es “amor”. El amor del “Padre por siempre” (Is 9,5) es la “corona” del hombre, pues lo reviste de trascendencia. Sin embargo, frente a tal grandeza, gloria y honor, no dejamos de experimentar dolores, males y límites. Uno de los límites, con todas las preguntas que suscita, lo presenta la discapacidad mental y física, o la combinación de ambas.
Esto contrasta ampliamente con el dato bíblico que revela el misterio de los orígenes: El ser humano, todo ser humano, es criatura de Dios y es un ser viviente a imagen y semejanza de Dios.
“Y dijo Dios: ‘Hagamos al ser humano a nuestra imagen y como semejanza nuestra’… Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó: macho y hembra los creó”(Gen 1,26-27).
“El día en que hizo Yahveh Dios la tierra y los cielos, no había aún en la tierra arbusto alguno del campo, y ninguna hierba del campo había germinado todavía, pues Yahveh Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrara el suelo. Pero un manantial brotaba de la tierra, y regaba toda la superficie del suelo. Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente”(Gen 2,4-7).
«Decálogo católico» sobre ética y ambiente
Presentado por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz- ROMA, 08.11.2005 expresa la enseñanza –síntesis- de la doctrina social de la Iglesia católica sobre el ambiente.
1) La Biblia tiene que dictar los principios morales fundamentales del designio de Dios sobre la relación entre hombre y creación.
2) Es necesario desarrollar una conciencia ecológica de responsabilidad por la creación y por la humanidad.
3) La cuestión del ambiente involucra a todo el planeta, pues es un bien colectivo.
4) Es necesario confirmar la primacía de la ética y de los derechos del hombre sobre la técnica.
5) La naturaleza no debe ser considerada como una realidad en sí misma divina, por tanto, no queda sustraída a la acción humana.
6) Los bienes de la tierra han sido creados por Dios para el bien de todos. Es necesario subrayar el destino universal de los bienes.
7) Se requiere colaborar en el desarrollo ordenado de las regiones más pobres.
8) La colaboración internacional, el derecho al desarrollo, al ambiente sano y a la paz deben ser considerados en las diferentes legislaciones.
9) Es necesario adoptar nuevos estilos de vida más sobrios.
10) Hay que ofrecer una respuesta espiritual, que no es la de la adoración de la naturaleza.
VERITAS OMNIA VINCIT
LAUS TIBI CHRISTI.
VERITAS OMNIA VINCIT
LAUS TIBI CHRISTI.
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