ADORADORES DE NOCHE Y APÓSTOLES DE DÍA
Esta es la realidad de la Adoración
Nocturna, que debería estar presente en todas las parroquias, por ser algo
medular, necesario y fácil en la vida cristiana. Nada resta a que se milite en
cualquier Asociación o Movimiento, al contrario favorece e impulsa esta
militancia por su aporte espiritual e impulso apostólico.
1. La eucaristía es la clave de la vida cristiana.
Jesucristo es el principio y
fin de nuestra fe. Por eso nos enseña la Sagrada Escritura que
debemos tener “fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús” (Heb 12, 2). Él
es el enviado del Padre para ser nuestro Salvador, maestro y Modelo. En
Él se encierran todos los tesoros de la sabiduría, de la ciencia, de la gracia,
de la vida y del amor. En Él habita la plenitud de la divinidad, Él
sostiene el universo entero y es la fuente de todo bien. Por eso nos dice San
Pablo: “Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os de
espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de
vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama,
cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos” (Ef 1,17-18).
Algo grandioso que Jesús ha realizado para estar más cerca de nosotros “hasta el
fin de los tiempos”, incluso, ser nuestro propio alimento,
es la Eucaristía, que es el mayor de todos los milagros,
porque puso toda su omnipotencia al servicio del Amor.
Es importantísimo ser conscientes de esta
realidad, adorar, contemplar y vivir de la Eucaristía, por ser algo prioritario,
porque
Dios está ahí. Si en todas las parroquias
existiese, al menos, un turno de Adoración Nocturna, os aseguro que haríamos
mucho bien, tendríamos más entusiasmo y con más vida y coraje el apostolado
seglar, que es imprescindible, y que se encuentra tan débil.
2. Raíces y frutos de la Adoración Nocturna.
La Adoración Nocturna hunde
sus raíces en la necesidad que, desde el inicio del cristianismo,
tenemos todos los cristianos de vivir
unidos a Jesucristo. Ya desde el siglo primero
se reunían los cristianos en vigilias eucarísticas de oración y formación, que
en muchos casos duraban toda la noche.
Es en 1264 cuando, por una serie de hechos
prodigiosos, se instituye la solemnidad del Corpus Christi y se impulsa la
adoración a Jesús en el Santísimo Sacramento. En el siglo XVI la gran seglar,
corresponsable en la Iglesia, esposa, madre de familia y mujer noble, doña
Teresa Enríquez, la “loca del Sacramento”, es la gran apóstol de la Eucaristía.
Ella extiende esta singular devoción, funda las cofradías sacramentales y
promueve el culto eucarístico.
La Adoración Nocturna nace
en Roma en 1810, con ocasión del cautiverio de Pío VII. Tal
como la conocemos hoy surge en Francia, con el seglar Hermann Cohen y 18
hombres más, el 6 de diciembre de 1848. En España se inicia el 3 de
noviembre de 1877, con el seglar Luis Trelles Noguerol, hoy
en avanzado proceso de canonización. La Adoración Nocturna Femenina Española es
mucho más reciente, nace en Valencia en1925.
Los fines de adorar,
reparar, ofrecerse, expiar, desagraviar a Jesucristo en la Eucaristía dimanan,
principalmente, de estas cuatro fuentes: la Bula “Transiturus”, de
Urbano IV, el Papa que instituye el Corpus Christi en 1264; la doctrina del
Concilio de Trento; la Encíclica “Mediator Dei”, de Pío XII, en 1947; y la
Exhortación postsinodal del Vaticano II “Eucaristicum misterium”, de Juan Pablo
II.
3. ¿Qué nos exige?
Primero, que valoremos y
extendamos la Adoración Nocturna como medio de intimidad con Cristo, de
adoración, expiación, desagravio y para dar impulso espiritual y apostólico a nuestra
vida. Además, merece la pena y es necesario que, al menos, una vez al mes, más
las tres Vigilias extraordinarias y las especiales, las pasemos junto al Señor,
para
incrementar nuestra vida espiritual, adorarle, desagraviarle y ofrecernos.
Finalmente, propagar esta sencilla y hermosa
fórmula eucarística, para que tengamos Vida y
ésta en abundancia, como nos pide Jesús, y podamos hacer el mayor bien posible a
todos los hombres, en todas las parroquias y en la Iglesia universal,
mereciendo y pidiendo por todos, y dando testimonio público de fe.
D. José Díaz Rincón - Adorador nocturno
(Lámpara del Santuario. Nº
17; 1 de junio de 2019)
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