ENERO: ADORAR
Alabado sea el
Santísimo Sacramento del Altar
Reflexiones que nos
animen y ayuden a encontrarnos con Jesús sacramentado y descansar en su
corazón.
Cada mes daremos algunas pinceladas sobre
diversas virtudes que nos ayuden a vivir la media hora de
adoración que tanto insistía el Venerable Luis de Trelles, o
contemplar cómo las vive el Señor desde el Sacramento; utilizando la Palabra de
Dios, el Magisterio, textos de santos u otros autores, y recogiendo cada mes
una de las promesas del Corazón de Jesús, acabando con una oración.
ADORAR
El Evangelio nos recuerda lo esencial de
la vida del cristiano: «“Adorarás
al Señor tu Dios y a Él sólo darás culto.”» (Lucas 4,8).
Nuestro
fundador nos decía en L.L.S. 1890, p.335:
« “Vemos
tan claro como la luz del mediodía que tal es nuestra vocación como Adoradores:
Orar, meditar, expiar, satisfacer y reparar, interceder y compensar los
ultrajes que recibe el Augusto Sacramento” »
Palabras actualísimas ante tantas
profanaciones y que deberíamos tenerlas presentes en todas las vigilias.
En la “Imitación de
Cristo”, tan querida por Don
Luis de Trelles nos anima en Libro 4, 17, a incrementar nuestro amor a la
comunión y adoración:
« “El
alma. 1. Con suma devoción y abrasado amor, con todo el afecto y
fervor del corazón, deseo, Señor, recibirte como te desearon en la Comunión
muchos santos y personas devotas, las cuales te agradaron muchísimo con la
santidad de su vida, y tuvieron devoción ardentísima. ¡Oh Dios mío,
amor eterno, todo mi bien, felicidad interminable! Deseo recibirte con deseo
mucho más vehemente y con reverencia mucho más digna que jamás tuvo ni pudo
sentir ninguno de los santos […] 4.
Recibe, Señor, Dios mío, mis deseos y ansias de darte infinita alabanza y
bendición inmensa; los cuales te son justísimamente debidos, según la multitud
de tu inefable grandeza. Esto te ofrezco ahora, y deseo ofrecerte cada día y
cada momento; y convido y ruego con fervorosa oración a todos los espíritus
celestiales, y a todos tus fieles, a que te alaben y te den gracias juntamente
conmigo” »
La preocupación de nuestro
fundador, que cada adorador, sea como la lámpara del Santísimo y
nos dice en el libro “La Senda Eucarística” pág. 130:
« “La
adoración es sublime si se celebra con toda el alma y con la humildad y cuidado
que conviene; sin distracción y con la posible presencia de Dios. Sin estas
condiciones, el sacrificio es sólo corporal y, bien que sea meritorio, no
alcanza todos sus fines; y el mérito de quien lo hace es relativamente escaso” »
San Juan Pablo II el 16/06/1985 nos
enseña la presencia del Corazón de Jesús vivo en el sacramento:
« “Este
Corazón es la maravillosa “condescendencia” de Dios: el Corazón humano que late
con la vida divina: la vida divina que late en el corazón humano... En la
Santísima Eucaristía descubrimos con el “sentido de la fe” el mismo Corazón -el
Corazón de Majestad infinita- que continúa latiendo con el amor humano de
Cristo, Dios-Hombre... “Casa”, ya que mediante la comunión
Eucarística el Corazón de Jesús extiende su morada a cada uno de los corazones
humanos... “Puerta”, porque en cada uno de estos corazones humanos,
Él abre la perspectiva de la eterna unión con la Santísima Trinidad.” »
El mismo Papa en Paray le
Monial en 1986 nos anima a esperar que el Señor reúne a través de su
Corazón Eucarístico, de donde brotará la civilización del amor:
« “En
el Corazón de Cristo aprende el corazón del hombre a conocer el verdadero y único
sentido de su vida y su destino, a comprender el valor de una vida
auténticamente cristiana, a guardarse de ciertas perversiones del corazón, a unir
el amor filial a Dios con el amor al prójimo. De
esta forma ‐ y
esta es
la verdadera reparación
que pide el Corazón
del Salvador ‐
sobre las ruinas acumuladas por el odio y la violencia podrá ser construida la civilización del amor tan deseada, el reino del
Corazón de Cristo” »
De las promesas del Corazón de Jesús a
Santa Margarita M.ª de Alacoque:
« “A
las almas consagradas a Mí Corazón les daré las gracias necesarias para llevar
adelante su misión en la vida conforme a su vocación”. “Los nombres de los
apóstoles del Sagrado Corazón estarán escritos con letras de oro en este Divino
Corazón y permanecerán en su recuerdo” »
« “¡¡Reinaré
por medio de Mí Corazón!!” “Yo reinaré a pesar de mis enemigos y de cuantos se
opongan a ello.” »
Que todos los textos nos ayuden a adorar
en espíritu y verdad al Corazón Eucarístico de Jesús y pedirle con el salmista: “Oh
Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben”. (Salmo 66).
Pidamos al Señor que se incrementen los corazones adoradores a su Corazón
Eucarístico.
Preguntas para el
diálogo y la meditación.
■ ¿Soy
consciente de que el fin del hombre y de la sociedad es adorar a Jesucristo en
el Sacramento para que venga el reino de su paz?
■ ¿Cómo vivo en mi vida
personal, familiar… la adoración a Jesús Sacramentado?
■ ¿Qué actos de adoración
interna y externa podemos fomentar en nuestro turno?
Acabamos con la Oración que enseñó el Ángel a los pastorcitos de
Fátima:
« “¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo!
¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, no te aman! “»