Queridos
hermanos en Cristo Eucaristía:
Al reflexionar sobre la lastimosa y
sufriente situación actual, en la que resulta casi imposible la celebración
normal de nuestras vigilias de la Adoración Nocturna, vienen a mi pensamiento
palabras del salmo 41:
…Recuerdo otros tiempos y desahogo mi alma conmigo, cómo marchaba a la cabeza del grupo, hacia la casa de Dios, entre cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta. ¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios, que volverás a alabarlo: “Salud de mi rostro, Dios mío”...
Se podría decir que nos
vienen estas restricciones, impuestas por las autoridades sanitarias, y nos
encuentran con el ánimo bajo. Demasiadas veces oímos
quejas, lamentos, flaquezas,… excusas en fin, para explicar -que no justificar-
el motivo de nuestra falta de asistencia cada vez mayor a nuestro compromiso
como adoradores. Sobre eso, vienen ahora a ponernos desde fuera dificultades y
límites, hasta el punto que ha habido que dejar de celebrar las vigilias en
muchas partes de España.
Crece
en nosotros el sentimiento de evocar otros tiempos más gozosos, en los que el
día de la vigilia era el más esperado de todo el mes. El reencuentro, primero,
con los amigos adoradores y tras éstos, con el Señor en la Eucaristía, para
“tratar de amistad con Él, pues sabemos que nos ama”. Y hoy el alma se arruga,
y el espíritu se acongoja. Echamos de menos aquellas vigilias, aquellos tiempos
y parece que el mundo es una losa que nos oprime y nos quiere asfixiar.
“¿Por
qué te acongojas, alma mía?” Dios es fiel y
es rico en misericordia. Siempre hay una salida y no hay lugar para la
desesperanza, pues Él, el Todopoderoso, nos ama. Hemos de meditar esta verdad
hoy, más
que nunca, delante del sagrario y pedir con Fe, con
Esperanza y con todo el Amor del que seamos capaces, que
nos mantenga a nosotros fieles a la vocación que un día recibimos y
todavía la tenemos […]
Los adoradores, en nuestras
vigilias, no vamos por libre, individualmente, sino que somos
una porción de Iglesia que nos juntamos para orar y adorar a
Cristo Eucaristía en “representación de toda la humanidad y en
nombre de toda la Iglesia”. La Adoración Nocturna Española nos
ofrece el marco donde realizar esa misión, en forma de vigilia, que hemos
de llevar a cabo con el mayor respeto y pulcritud, tratando de mantener las
formas interiores y exteriores. Creo
que hemos hablado demasiadas veces de lo que es esencial frente a lo accesorio
en nuestras vigilias, tal vez con la intención de algunos de recortar el tiempo
o acomodar la estructura de la vigilia al gusto suyo. No debemos hacerlo. Hemos
de procurar, por todos los medios, mantener nuestras vigilias en su esencial
totalidad y estructura. Pero no pretendo ahora abundar en esto que ya hemos
tratado otras veces. Ahora tenemos externamente una fuerte presión
que nos obliga a hacer lo que no queremos y no nos permite hacer lo que
deberíamos. Bien. No es posible la
rebeldía. No vamos a dar esa batalla, pero lo que sí podemos y debemos hacer es
mantenernos unidos como porción de Iglesia y “adorar en espíritu y en
verdad”. Juntémonos los adoradores en la iglesia donde adoramos
habitualmente, celebremos la Santa Misa, expongamos al Señor en la custodia,
adorémosle en silencio, pidámosle volver a aquellos tiempos de los “cantos
de júbilo y alabanza”, recemos juntos con nuestro ritual,… hagamos
lo que podamos hacer para mantener nuestro
espíritu de adoradores, aunque sea de 7 a 10, y no le podamos llamar vigilia.
Pidamos y pidamos con esperanza volver pronto a alabar al Señor “Salud de
nuestro rostro, Dios nuestro”. Que no se enfríe nuestro
espíritu.
Que el Señor, que se hizo hombre y nació
en Belén para quedarse entre nosotros, os bendiga a todos y a vuestras
familias.
José Luis González Aullón – Presidente
nacional A.N.E.
Lampara del
Santuario – Enero 2021
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