«DAD AL CÉSAR LO DEL CÉSAR Y A DIOS
LO QUE ES DE DIOS»
Muchos que se acercaban a Jesús lo hacían con buena voluntad. Con un deseo sincero
de lo que piensa Jesús. Otros no lo hacían con sencillez y sinceridad. Más
bien iban a por él y
tenerle de qué acusarle.
Pagamos o no pagamos al César es siempre
la pregunta del millón. La autonomía de lo religioso y lo civil será siempre difícil
y debatido. Jesús como hace siempre coge el toro por los cuernos. No elude el
problema. Se enfrenta a la realidad con la sabiduría de Dios.
Parte de un gesto clarificador. La moneda
tiene el rostro del César. Por tanto, demos al César lo que es del César y a
Dios lo que es de Dios. Nunca podemos ampararnos en querer justificar nuestro
no ser buen ciudadano, ni pagar los impuestos por nuestra condición religiosa. Es necesario potenciar
que cuanto más religioso seamos más tenemos que demostrar que somos los mejores
ciudadanos
al servicio del bien común. Jesús lo deja claro.
Cuando entramos en la recta final del término
del año litúrgico, el evangelio de Jesús nos da unos criterios claros para responder a los grandes
interrogantes de la vida en nuestra relación con la sociedad. Los criterios son
claros. Sabiendo que estamos como ovejas rodeados de los que no tienen ningún interés
por la verdad y la justicia.
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Francisco Cerro Chaves -
Arzobispo de Toledo
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