«TENGO PREPARADO EL BANQUETE, VENID A LA BODA»
La parábola de la invitación al banquete de bodas donde todos somos convocados es muy sugerente,
preciosa y precisa. Siempre la iniciativa es del Señor. Es un corazón en
salida. Busca. Invita a la fiesta de la
vida.
Sorprende
la respuesta de los invitados a la boda de un Rey. No ocurre todos los días. Es
señal de confianza y predilección. La búsqueda del Señor por
los caminos de la vida para atraernos con lazos de amor siempre
nos asombra y sorprende.
Es más
llamativo que todos se disculpan para no responder a la invitación del Rey.
Algunos por razones de honradez y trabajo... Nos recuerda la parábola del hijo
mayor que estaba trabajando en el campo y que era incapaz de sintonizar con el
padre. Todos se van disculpando. Es nuestra actitud permanente ante tantas
llamadas del Señor. Es la rutina ante un Dios que nos llama y nos hacemos el
sordo. Es no querer cambiar porque en el fondo estamos a gusto donde estamos,
sin necesidad de cambiar e instalados en la rutina.
Al final el
Señor busca en los caminos a los pobres los únicos que se abren y acogen la
invitación a salir de uno mismo para ir al encuentro del Señor y de los
hermanos. Nos cuesta revestirnos de su gracia, de la novedad del evangelio, de
construir desde nuestra pobreza, para no ser arrojados a las tinieblas, de
vivir en el pecado y la mediocridad.
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Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo
Primado de España
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