«VENID A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁIS CANSADOS, Y YO OS ALIVIARÉ»
Este texto de Mateo lo llamo siempre y lo
he bautizado como el texto del descanso del Corazón. Sin embargo, son pocos los
que aciertan a encontrar la sabiduría del Evangelio que nos lanza Jesús.
Todos
nuestros agotamientos brotan del corazón herido por el egoísmo, por el inútil
esfuerzo de querernos salir, siempre, con la nuestra. Ante ello Jesús nos habla de un corazón manso y
humilde y nos dice que el descanso auténtico hunde sus raíces en la humildad,
en no tener un corazón ambicioso, en como dice el Salmo 130 “acallo mis deseos,
como un niño en brazos de su madre”.
Cuántos
cuando vuelven de las vacaciones vuelven agotados, cansados, agobiados. Me
decían mis amigos: Siempre nos venimos del veraneo unos días antes para
descansar del agotamiento del descanso del verano. ¿Qué ocurre? ¿Es una exageración?
Uno
no puede hacer nada, pero no descansa porque lo que nos agota es no encontrar
la paz, el sosiego, el gozo. Alguien me decía que sus mejores días de descanso
eran en el retiro que hacía de semana en el Centro de Espiritualidad ¿Qué
ocurría en esos días? Que descansaba porque adquiría un corazón manso y humilde
capaz de descansar en la paz.
Jesús nos promete un descanso,
pero no bebiendo del agua superficial que no suele ser buena y que tiene muchas
impurezas. Él nos promete descansar profundizando en un agua que salta hasta la
vida eterna, en las profundidades del corazón donde la paz se hace inmensa como
la alegría de ser amado, como no tener amor propio, egoísmo y vivir en el
abandono del verdadero amor.
No
descansa nunca el que se aferra a su dinero, a la seguridad del último cheque,
al poder de quien cree que tiene todo asegurado. Descansa
quien ha conocido el Amor de Dios y es capaz de compartir y abrirse a su
infinita misericordia. Descansa quien
ama desde su pobreza y quiere conectar con las aguas profundas de la
mansedumbre y humildad del Corazón.
Se
agota como el que sueña con aguas superficiales que enseguida se secan porque
hunde la paz, el sosiego y el descanso, en el propio yo tan vulnerable a todo.
Jesús
nos propone como modelo de descanso su Corazón
manso y humilde, tan sencillo y tan bueno que
es nuestro auténtico descanso siempre, siempre.
+Francisco
Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres
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