TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

martes, 23 de diciembre de 2025


EL «BELÉN» COMO PREPARACIÓN A LA NAVIDAD

  En muchas familias, siguiendo una hermosa y consolidada tradición, inmediatamente después de la fiesta de la Inmaculada se comienza a montar el belén, para revivir juntamente con María los días llenos de conmoción que precedieron al nacimiento de Jesús. Construir el belén en casa puede ser un modo sencillo, pero eficaz, de presentar la fe para transmitirla a los hijos.

     El belén nos ayuda a contemplar el misterio del amor de Dios, que se reveló en la pobreza y en la sencillez de la cueva de Belén. San Francisco de Asís quedó tan prendado del misterio de la Encarnación, que quiso reproducirlo en Greccio con un belén viviente; de este modo inició una larga tradición popular que aún hoy conserva su valor para la evangelización.

   En efecto, el belén puede ayudarnos a comprender el secreto de la verdadera Navidad, porque habla de la humildad y de la bondad misericordiosa de Cristo, el cual «siendo rico, se hizo pobre» (2 Co 8,9) por nosotros. Su pobreza enriquece a quien la abraza y la Navidad trae alegría y paz a los que, como los pastores de Belén, acogen las palabras del ángel: «Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc 2,12). Esta sigue siendo la señal, también para nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI. No hay otra Navidad…

 De una carta pastoral de Benedicto XVI, Pp.

miércoles, 17 de diciembre de 2025

ANTÍFONAS DE ADVIENTO O ANTÍFONAS MAYORES


    Las antífonas de Adviento o de la O (así llamadas porque todas empiezan en latín con la exclamación «O», en castellano «Oh».) son siete, y la Iglesia las canta antes y después del Magníficat con el Oficio de Vísperas desde el día 17 hasta el día 23 de diciembre. Son un llamamiento al Mesías recordando las ansias con que era esperado por todos los pueblos antes de su venida, y, también son, una manifestación del sentimiento con que todos los años, de nuevo, le espera la Iglesia en los días que preceden a la gran solemnidad del Nacimiento del Salvador.

    Fueron compuestas hacia los siglos VII-VIII, y se puede decir que son un magnífico compendio de la cristología más antigua de la Iglesia, y a la vez, un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad, tanto del Israel del Antiguo Testamento como de la Iglesia del Nuevo. Cada antífona empieza por una exclamación, «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del Antiguo Testamento, pero entendido con la plenitud del Nuevo. Es una aclamación a Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina siempre con una súplica: «ven» y no tardes más.

  Son breves oraciones dirigidas a Cristo Jesús, que condensan el espíritu del Adviento y la Navidad. La admiración de la Iglesia ante el misterio de un Dios hecho hombre: «Oh». La comprensión cada vez más profunda de su misterio. Y la súplica urgente: «ven».

   Leídas en sentido inverso las iniciales latinas de la primera palabra después de la «O», dan el acróstico «erocras», que significa «seré mañana, vendré mañana», que es como la respuesta del Mesías a la súplica de sus fieles.

1.-¡Oh, Sabiduría!, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín, y ordenándolo todo con firmeza y suavidad: ven y muéstranos el camino de la salvación.

   O Sapientia, quae ex ore Altissimi prodiisti, attingens a fine usque ad finem, fortiter suaviterque disponens omnia: veni ad docendum nos viam prudentiae.

Isaías había profetizado:

· «Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh. Y le inspirará en el temor de Yahveh.» Is. 11:2-3

·       «[...] trazar un plan maravilloso, llevar a un gran acierto.» Is. 28-29

 2.-¡Oh Poderoso Señor!, jefe de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza encendida, y le diste tu Ley sobre el monte Sinaí! ¡Ven a rescatarnos con el poder de tu brazo.

   O Adonai et dux domus Israel, qui Moysi in igne flammae rubi apparuisti, et ei in Sina legem dedisti: veni ad redimendum nos in brachio extento.

Isaías había profetizado:

·   «Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. Herirá al hombre cruel con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al malvado. Justicia será el ceñidor de su cintura, verdad el cinturón de sus flancos.» Is. 11:4-5

·   «Porque Yahveh es nuestro juez, Yahveh nuestro legislador, Yahveh nuestro rey: él nos salvará. Is. 33:22

 3.-¡Oh Renuevo del tronco de Jesé!, que te alzas como un signo para los pueblos; ante quien los reyes enmudecen, y cuyo auxilio imploran las naciones: ven a librarnos, no tardes más.

   O Radix Jesse, qui stas in signum populorum, super quem continebunt reges os suum, quem Gentes deprecabuntur: veni ad liberandum nos, jam noli tardare.

Isaías había profetizado:

·  «Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará.» Is. 11:1

·  «Aquel día la raíz de Jesé que estará enhiesta para estandarte de pueblos, las gentes la buscarán, y su morada será gloriosa.» Is. 11:10

   Jesé era el padre del rey David, y Miqueas había profetizado que el Mesías provendría de la casa y del linaje de David y que nacería en la ciudad de David, Belén. Miq. 5:1 

4.-¡Oh Llave de David! y Cetro de la casa de Israel; que abres y nadie puede cerrar; cierras y nadie puede abrir: ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

  O Clavis David, et sceptrum domus Israel; qui aperis, et nemo claudit; claudis, et nemo aperit: veni, et educ vinctum de domo carceris, sedentem in tenebris, et umbra mortis.

Isaías había profetizado:

·     «Pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; abrirá, y nadie cerrará, cerrará, y nadie abrirá.» Is. 22:22

·       «Grande es su señorío y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia, desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahveh Sebaot hará eso.»  Is. 9:6

 5.-¡Oh Sol! que naces de lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

 Oh Oriens, splendor lucis aeternae et sol iustitiae: veni et illumina sedentem in tenebris et umbra mortis. 

Isaías había profetizado:

·      «El pueblo que andaba a oscuras vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos.»  Is. 9:1-2

 6.-¡Oh Rey de las naciones! y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo: ven y salva al hombre, que formaste del barro de la tierra.

 O Rex Gentium, et desideratus earum, lapisque angularis, qui facis utraque unum: veni, et salva hominem, quem de limo formasti.

Isaías había profetizado:

·    «Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre "Maravilla de Consejero", "Dios Fuerte", "Siempre Padre", "Príncipe de Paz".» Is. 9:5

·     «Juzgará entre las gentes, será árbitro de pueblos numerosos. Forjarán de sus espadas azadones, y de sus lanzas podaderas. No levantará espada nación contra nación, ni se ejercitarán más en la guerra.»  Is. 2:4

7.-¡Oh Dios!, rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos: ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.

   O Emmanuel, Rex et legifer noster,  exspectatio Gentium, et Salvator earum: veni ad salvandum nos, Domine, Deus noster.

Isaías había profetizado:

·  «Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.»  Is. 7:14



 Unamos a la oración un recogimiento mayor, una vigilancia más continua; descendamos con más frecuencia al fondo de nuestra alma, a fin de purificarla y embellecerla pensando que debe ser la cuna del Niño divino. Sin embargo, la grande preparación  es renunciar al pecado, al pecado mortal especialmente, pues ¿qué puede haber de común entre el Hijo de María y un corazón manchado de iniquidades?

  Escuchemos a san Carlos exhortando a su pueblo a santificar el Adviento, y apropiémonos de las palabras del gran Arzobispo: “Durante el Adviento debemos prepararnos para recibir al Hijo de Dios que abandona el seno de su Padre para hacerse hombre, y platicar nosotros; es preciso destinar un poco del tiempo que consagramos a nuestras ocupaciones a meditar en silencio sobre las preguntas siguientes: ¿Quién es el que viene? ¿De dónde viene? ¿Cómo viene? ¿Cuáles son los hombres para los que viene? ¿Cuáles son los motivos y cuál debe ser el fruto de su venida? Cifremos en él nuestras aspiraciones todas a imitación de los justos y Profetas del Antiguo Testamento que por tanto tiempo le esperaron, y para abrirle el camino de nuestro corazón purifiquémonos por medio de la confesión, el ayuno y de la comunión.

lunes, 8 de diciembre de 2025

LA PURÍSIMA 


   En el contexto del adviento, brilla la fiesta de María Santísima, primera redimida, fruto y primicia de la redención de Cristo. Esperamos un Salvador, nuestro Señor Jesucristo. El viene a librarnos del pecado y a darnos la libertad de los hijos de Dios. Romperá nuestras cadenas, las cadenas del pecado, que nos atan a nuestros vicios y egoísmos. Y viviremos con él la libertad de la gracia, la libertad del amor, que nos hace hijos de Dios y hermanos de todos los hombres.

    En María todo esto se ha cumplido. Por eso, ella va delante de nosotros como madre buena e inspira nuestro caminar. Mirándola a ella, entendemos la vida cristiana y a dónde nos quiere llevar el Señor. María ha sido colmada de gracia en el momento mismo de su concepción, y por eso, librada de todo pecado, incluso del pecado original. Es la Inmaculada Concepción, la Purísima, la Llena de gracia. "Toda hermosa eres María y en ti no hay mancha de pecado original".

   Esta dimensión de María ha sido vivida en la historia de la Iglesia de manera universal, y particularmente en España. Por eso, María es patrona de España en este título de la Inmaculada. España contribuyó especialmente a que esta verdad se extendiera por todo el mundo. España capitaneó los votos inmaculistas, es decir, las promesas de defender la limpia concepción de María Santísima, su libertad del pecado y su plenitud de gracia desde el comienzo. En 1854 el papa Pio IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción, y desde entonces todos los años el Papa va a la plaza de España en Roma para depositar un ramo de flores a la Inmaculada. La Inmaculada y España van unidas en este gesto del Papa, que perdura hasta el día de hoy [...]

  Por eso, el adviento es tiempo de esperanza, porque el que viene a salvarnos, Jesucristo, ya está en medio de nosotros, se oculta en el seno de María virgen, que nos lo dará en la nochebuena, nos trae la alegría del perdón de Dios y de su misericordia. Pongámonos en actitud de conversión, con deseo de purificar tantas malas hierbas de nuestro corazón, y brotará en nosotros una vida nueva, que llenará nuestro corazón de alegría. El adviento es tiempo de esperanza y de alegría, porque nuestros problemas tienen solución en Dios, en Jesucristo. Y María es prueba de ello.

                          De una Carta Pastoral de, + Demetrio Fernández, Obispo emérito de Córdoba


miércoles, 26 de noviembre de 2025

sábado, 22 de noviembre de 2025

 El Papa nombra a Mons. Valdivia administrador apostólico de Cádiz y Ceuta

  El papa León XIV ha nombrado este sábado, 22 de noviembre, administrador apostólico de la Diócesis de Cádiz y Ceuta a Mons. Ramón Darío Valdivia Giménez, obispo auxiliar de Sevilla, aceptando la renuncia presentada por Mons. Rafael Zornoza como obispo de esta diócesis.

  Mons. Valdivia, obispo auxiliar de Sevilla desde 2023. Nació en Osuna (Sevilla) el 16 de diciembre de 1974. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla (1997). Bachiller en Teología en el Centro de Estudios Teológicos de Sevilla. Fue ordenado sacerdote el 14 de septiembre de 2003. Además, es licenciado en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (2006) y doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Lateranense de Roma (2008). Es doctor en Derecho por la Universidad de Sevilla (2020). Su ministerio sacerdotal lo desarrolló en la diócesis de Sevilla, de la que es obispo auxiliar desde 2023.

Palabras de Mons. Valdivia a la Diócesis de Cádiz y Ceuta

     Queridos hermanos y hermanas de la Diócesis de Cádiz y Ceuta:

¡Alabado sea Jesucristo!

    En el día litúrgico de la mártir Santa Cecilia, la Santa Sede ha hecho pública la aceptación de la renuncia de Mons. Rafael Zornoza Boy como Obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta. Al mismo tiempo ha comunicado mi nombramiento como Administrador Apostólico en espera de que el Santo Padre provea un nuevo Obispo diocesano.

   Quiero expresar mi agradecimiento al Santo Padre León XIV por la confianza que ha depositado en mi persona para esta nueva responsabilidad en el servicio episcopal para la Diócesis de Cádiz y Ceuta. Una vez más, pongo mi humilde “sí” para que se manifieste el amor de Dios, a través de mi pequeñez. Será un periodo transitorio, pero cada instante cuenta en nuestro camino de fe, por eso estoy decidido a vivirlo con intensidad y agradecimiento. ¡Estoy dispuesto!

   En mi nombre, y en el de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, quiero agradecer de corazón a D. Rafael su servicio en esta Iglesia durante los últimos catorce años. Rezaremos especialmente para que recupere totalmente la salud. También quiero agradecer a todos los que trabajaron en nuestra diócesis para transmitirnos el más hermoso patrimonio que tenemos: la fe.

   Comienzo mi misión entre vosotros con la confianza de quien no llega como un extraño. Aunque hay muchas zonas que aún no conozco de vuestra diócesis, otras en cambio, me son muy cercanas, tanto geográfica como espiritualmente. Espero poder estar cerca y testimoniar el amor de Dios.

   Estoy muy agradecido al Señor por el encargo de servir a esta Iglesia hermanas con las que ya he colaborado previamente a través de mi labor en la Delegación de Patrimonio de la Asamblea de los Obispos del Sur y en otras invitaciones que me han hecho.

  Queridos hermanos sacerdotes y diáconos; consagrados y consagradas (especialmente de clausura); seminaristas y familias, ¡contad conmigo para impulsaros a responder a los desafíos del mundo con un cristianismo maduro y entregado! ¡Queridos niños y jóvenes, adultos y personas mayores, enfermos y necesitados, pobres y migrantes, ojalá podáis encontrar en mí el hermano que os acoja y muestre el camino hacia Dios!

 Quisiera aprovechar este saludo para mostrar mi reconocimiento y disponibilidad a la sociedad civil de Cádiz y Ceuta: desde los responsables de la administración pública a los servidores en los ámbitos militar, académico, cultural, jurídico, sanitario, etc. La pluralidad religiosa, cultural y social que configura nuestra diócesis es una oportunidad significativa para seguir aportando dinamismo y esperanza a nuestra sociedad. La peculiaridad geográfica la convierte en puerto de llegada y salida, por tanto, lugar de encuentro y de conocimiento mutuo. Os pido que me ayudéis a colaborar para que yo también sea, puente de unidad y de paz.

   Me pongo en las manos del Espíritu Santo, para poder llevar a cabo la misión que se me ha encomendado. Ruego a la Madre de Dios, en las distintas advocaciones de nuestras diócesis, que me concedan la ternura y la firmeza necesarias para transmitir el tesoro de la fe; y, a los Santos Patronos de la Diócesis de Cádiz, Servando y Germán, y los Santos Mártires franciscanos, protectores de Ceuta, que me ayuden a entregarme hasta el extremo.

       Con mi bendición y afecto, hasta que nos veamos pronto,

+ Ramón Darío Valdivia Jiménez

Administrador Apostólico de Cádiz y Ceuta

22/11/20

viernes, 7 de noviembre de 2025

LA NECESIDAD DE LA EUCARISTÍA - PRESENCIA 

   Una vez más estamos llegando al final del ciclo litúrgico con la festividad de Cristo Rey. Pero este año es especial, pues se cumplen 100 años de la primera celebración de esta fiesta de la Realeza de Cristo, instituida por el papa Pío XI con la encíclica “Quas Primas” (11-12-1925); que en consonancia con la encíclica “Annum Sacrum” (25-05-1899) del papa León XIII, pedía que se renovase la consagración del género humano al Sagrado Corazón de Jesús, y disponiendo un nuevo texto de consagración.

  El sumo pontífice se muestra consternado por los conflictos que asolan el mundo y propone el Reino de Cristo como modo de alcanzar la verdadera paz… "Si los fieles comprenden que es su deber militar con infatigable esfuerzo bajo las banderas de Cristo Rey, entonces, inflamados ya en el fuego del apostolado, se consagrarán a llevar a Dios de nuevo a los ignorantes”…(Quas Primas de SS. Pío XI)    

  En consecuencia, parece oportuno que reflexionemos sobre la situación en la que se encuentra la Adoración Nocturna Española, proponiendo seguidamente algunas pautas que nos ayuden a una sana prosperidad de la Obra. Son muchas las voces que nos alertan de la preocupante situación que atraviesa nuestra Asociación en toda España y que se viene detectando desde hace algunos años: la falta del espíritu de sacrificio de los adoradores, lo que nos ha llevado a cierto acomodo, la suspensión de la nocturnidad de las vigilias, así como a la pérdida de calidad en su desarrollo o a la reducción del tiempo de oración contemplativa ante el Santísimo.

  Con todo, parece que la pandemia COVID 19 agravó más aún la situación, haciéndonos más difícil la recuperación del espíritu fundacional que nos imprimió nuestro fundador, el Venerable don Luis de Trelles: “Enamorarnos del Santísimo Sacramento”... En los orígenes, don Luis tomó una fórmula espiritual de los Padres del Desierto que describía con tres palabras: «Fuge»: aprender a recoger la mente para abstraernos del mundo exterior e interior. «Tace»: buscar el silencio necesario para permanecer en oración personal con Dios. «Quiesce»: permanecer en quietud de espíritu (del alma) en oración contemplativa.

 Los tiempos que vivió nuestro Fundador fueron años marcados por el materialismo, la modernidad y la tribulación social y familiar. Hoy podemos decir que el mundo que nos rodea está en la misma situación, pues vemos que las influencias externas nos imprimen una vida agitada que hay que vivir con mucha prisa, estando además sometidos a una vasta información que nos aportan los medios digitales.

  Bien sabemos que la pandemia nos enseñó a distinguir la diferencia que hay entre participar en una celebración eucarística virtual (opción ofrecida en el confinamiento) y la verdadera y presencial participación en nuestras vigilias ya recuperadas. Nada tiene que ver una experiencia con otra. Pero a pesar de esta recuperación, echamos de menos, como ocurre en casi todas las realidades eclesiales, un relevo generacional que asegure la continuidad del espíritu fundacional y del carisma propio de la Adoración Nocturna Española, esto es, dar continuidad a las vigilias nocturnas de los primeros cristianos, prestando una especial atención a la presencia de Jesús en el Santísimo Sacramento, y atendiendo a la enseñanza recibida de Cristo: «velad y orad», al tiempo que seguimos su ejemplo de retirarse durante la noche para orar al Padre.

  Los primeros cristianos no solo procuraban rezar varias veces al día (costumbre que dio lugar a la Liturgia de las Horas), sino que solían reunirse por la noche para celebrar vigilias nocturnas de oración (Lc 6, 12; Mt 26, 38-41). Terminadas las vigilias, los primeros cristianos celebraban la Eucaristía, pues esta era el centro y la fuente de todas las celebraciones de la cristiandad (Hch 20, 7-12).

  Hoy en día, hemos perdido la costumbre de llevar a los niños a la presencia de Jesús Sacramentado, con lo que no nos debe extrañar que hayamos perdido el relevo generacional. La cuestión, entonces, es: ¿Cómo recuperar la participación de los jóvenes en nuestras vigilias?

  La respuesta la encontramos en la práctica de una oración insistente, a tiempo y a destiempo, pues así nos lo enseña la Iglesia y también nuestra Madre, la Virgen María. Como Madre de la Iglesia, permanece con nosotros y nos alienta a retornar a Dios por medio de la oración. En el Santo Rosario contemplamos la vida de Jesús y Él nos bendice abundantemente para que, con su ayuda, podamos perseverar en el camino de la salvación que conduce al Padre.

  Esto es lo que tenemos que hacer en todo tiempo: perseverar en la oración personal y fortalecer la oración comunitaria si la hemos abandonado, frecuentando la Eucaristía y la adoración al Santísimo, pues la Eucaristía es la fuente de la gracia, la fuente del amor de Dios. Cuando abandonamos estas prácticas presenciales cristianas, nos debilitamos y perdemos el carisma de adoradores.

  Oremos con recogimiento de la mente y en quietud de espíritu ante el Santísimo o en privado, y el Señor que ve en lo escondido nos recompensará con abundantes vocaciones de jóvenes para la Adoración Nocturna. Solo Dios puede tocar los corazones de los hombres para que vuelvan su mirada al tabernáculo de su presencia.

                              Francisco Javier Cebrián del Pozo.                          Vocal de Formación del Consejo Nacional de la A. N. E.