EL «BELÉN» COMO PREPARACIÓN A LA NAVIDAD
Queridos
hermanos y hermanas:
… En muchas familias, siguiendo una hermosa y
consolidada tradición, inmediatamente después de la fiesta de la Inmaculada se
comienza a montar el belén, para revivir juntamente con María los días llenos
de conmoción que precedieron al nacimiento de Jesús. Construir el belén en casa
puede ser un modo
sencillo, pero eficaz, de presentar la fe para transmitirla a los hijos.
El belén nos
ayuda a contemplar el misterio del amor de Dios, que se reveló en la pobreza y en la
sencillez de la cueva de Belén. San Francisco de Asís quedó tan prendado del
misterio de la Encarnación, que quiso reproducirlo en Greccio con un belén
viviente; de este modo inició una larga tradición popular que aún hoy conserva
su valor para la evangelización.
En efecto, el belén puede ayudarnos a comprender el secreto de la
verdadera Navidad, porque
habla de la humildad y de la bondad misericordiosa de Cristo, el cual «siendo
rico, se hizo pobre» (2 Co 8,9) por
nosotros. Su pobreza enriquece a quien la abraza y la Navidad trae alegría y
paz a los que, como los pastores de Belén, acogen las palabras del ángel: «Esto
os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un
pesebre» (Lc 2,12). Esta sigue
siendo la señal, también para nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI. No hay otra Navidad…
Benedicto XVI, pp emérito
No hay comentarios:
Publicar un comentario