«NO TEMÁIS A LOS QUE PUEDEN MATAR EL
CUERPO, PERO NO EL ALMA»
El evangelio eclesial de San Mateo nos
habla de no tener miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar al
alma. Sentir miedo es muy humano. Dejarse vencer por el miedo paraliza el alma.
Con miedo se avanza poco. Miedo no es prudencia, es más bien falta de confianza
en quien sabemos que nos ama.
El evangelio de
este domingo es un canto a la confianza en el Señor, a no tener
miedo. De donde debe brotar esa confianza ilimitada, es del Amor de Dios que
vence todas las adversidades.
La transparencia con el Señor nos hace
libres. No tengáis miedo de proclamar el Evangelio por todo el mundo. Desde los
tejados. No hay nada oculto que no se llegue a saber. El Señor es muy bueno con
nosotros. Actúa siempre a nuestro favor. Vence todos los obstáculos. Abramos el
Corazón sabiendo que es propio de su amor actuar siempre a nuestro favor.
Los contemplativos que miran la vida con
ojos de fe, desde la pupila de Dios, saben que el Señor cuida los pájaros y
embellece los lirios del campo. Algo que puede parecer insignificante es muy
importante para Dios. Nosotros somos
preciosos para el Padre. Le interesa
nuestra vida y todo lo nuestro. No sabe mirar desde lejos. Se acerca todo lo que le
dejamos para llenarnos el corazón de esperanza. No es bueno desconfiar de un
Dios que, solo abriendo nuestros ojos con un poco de fe, descubrimos su ternura
sin comparación, como ya tiene con las aves del cielo y con los lirios.
Este canto de alabanza a su infinita
misericordia es porque sabemos que resucitado es vencedor del pecado y de la
muerte. Cuando pasan los años y la vida demasiado deprisa, nos va quedando la
convicción de tantos apuros como nos ha sacado el Señor. En todo ello hemos
vencido por quien sabemos que nos ama… y estamos seguros de que así será
siempre por su gran bondad con nosotros.
+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo
Primado de España