TIEMPOS LITURGICOS

TIEMPOS LITURGICOS

domingo, 29 de noviembre de 2020

DOMINGO 29 DE NOVIEMBRE DE 2020, 1º DEL ADVIENTO

« ¡VIGILAD! QUE NO SABEIS CUAL ES EL MOMENTO »


     Con el primer domingo de Adviento estrenamos un nuevo año litúrgico, el Año del Señor.

     Marcos el evangelio del catecúmeno, de los que tenían como un manual para ser bautizados y seguir a Cristo nos llama a velar, a esperar al eterno Viniente.

     Vendrá no como amenaza pero si de improviso, cuando menos lo pensemos y a cualquier hora se hará presente en nuestra vida.

     Siempre viene y nos recuerda que debemos velar, para que cuando venga nos encuentre como dice el prefacio de Adviento, velando en oración y cantando su alabanza.

 

+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo

                                                        Primado de España


DEL BLOG DEL OBISPO

MENSAJE DEL SR. OBISPO PARA EL TIEMPO DE ADVIENTO


     Comienza este domingo el tiempo de Adviento, que nos prepara para celebrar la Navidad. La gente se pregunta, con el frenesí con el que vivimos la pandemia, si “habrá Navidad” este año, pero, por desgracia, no se refieren más que al comercio y a los encuentros de familiares y amigos. También esto es importante para quien vive con alegría el nacimiento de Cristo, pero, lo realmente transcendental es prepararse para recibir al Señor. Yo diría que lo viviremos mejor que otras veces, obligados a recuperar lo esencial.

     Se dice que en este tiempo nos fallan las esperanzas humanas, desde la salud a la economía ¿No es ahora cuando nos reconocemos más necesitados de la salvación de Dios? ¿No es este el mejor momento para recuperar el mayor regalo, la venida del Señor, cuando las circunstancias nos desprenden de todo lo demás?

    La esperanza cristiana lo llena todo en este tiempo. Nada tan necesario como la esperanza en la situación de pandemia, y durante toda la vida. El Adviento, con el que la Iglesia prepara la Navidad, es tiempo de espera confiada, y nos habla de su presencia y cercanía…  (continuar en audio)

 

domingo, 22 de noviembre de 2020

JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO


     Toca poner el broche de oro en el Año Litúrgico. Y no se trata de buscar una celebración más, sino que la clausura de estos 365 día del Año de la Salvación comenzaban con la Natividad del Señor y se cierran con la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo que celebramos hoy, Domingo XXXIV del Tiempo Ordinario. La historia de este día nos traslada al 11 de diciembre de 1925. Ese día el Papa Pío XI sacaba una Encíclica que llevaba por título Quas Primas -en español, así como al principio

     La Carta surgía para conmemorar el XVI Centenario de la celebración del Concilio I de Nicea. La cuestión es que en ese Concilio tuvo que salir al paso de las diatribas heréticas en ese tiempo. Situémonos. Habían finalizado las centurias sangrientas del martirio en la persecución contra la Iglesia y el Edicto de Milán había otorgado la libertad de culto.

     En 1970 el Papa Pablo VI dio a la fiesta su actual título completo: «Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo» y la trasladó al último domingo del año litúrgico, destacando más el carácter cósmico y escatológico del reinado de Cristo, apuntando al tiempo de Adviento que anuncia la venida gloriosa del Señor.

    Se le daba también un sentido nuevo… se resaltaba la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Es el alfa y el omega, el principio y el fin. Por eso esta fiesta tiene ante todo un sentido escatológico, ya que celebramos a Cristo como Rey de todo el universo.

      De la Carta Encíclica “Quas Primas”  de ss. Pio XI

   "En la primera encíclica, que al comenzar nuestro Pontificado enviamos a todos los obispos del orbe católico, analizábamos las causas supremas de las calamidades que veíamos abrumar y afligir al género humano. Y en ella proclamamos Nos, claramente, no sólo que este cúmulo de males había invadido la tierra, porque la mayoría de los hombres se habían alejado de Jesucristo y de su ley santísima, así en su vida y costumbres como en la familia y en la gobernación del Estado, sino también que nunca resplandecería una esperanza cierta de paz verdadera entre los pueblos mientras los individuos y las naciones negasen y rechazasen el imperio de nuestro Salvador"

 

DOMINGO 22 DE NOVIEMBRE DE 2020, 34º DEL TIEMPO ORDINARIO - JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO

«VENID BENDITOS DE MI PADRE; HEREDAD EL REINO»



     Con esta solemnidad concluye el tiempo ordinario. El próximo domingo con el Adviento se inicia un nuevo año litúrgico, año del Señor. Este texto de Mateo no es solo la carta magna de la caridad al atardecer de nuestra vida, es claramente un texto donde se refleja la profunda identidad de Cristo cien por cien divino y cien por cien humano.

     Jesús presenta el Juicio final de la humanidad cuando vuelva entre las nubes como Juez misericordioso. Dividirá a la humanidad entre las ovejas y las cabras. Todas le pertenecen. Sin embargo la diferencia es abismal. Seremos todos examinados en el amor concreto y real. Nadie quedará al margen. Nuestra vida nos la jugamos en el Amor a Dios que aterriza en los que viven en todas las intemperie en todas las periferias.

     La clave está en la pregunta de unos y otros ante el Señor que viene como Juez misericordioso... Señor cuándo te vimos hambriento, sediento, en la cárcel, enfermo... Sería terrible que pasemos de largo ante los que son el rostro preferido del Señor, los que sufren.

     Aquí está el argumento principal que tiene a Jesús como centro en el juicio final de la historia. Tener un corazón que descubre la carne de Jesús en todos los empobrecidos de la historia, de la vida. Descubrir el latido de su corazón en cada persona que nos encontramos en el camino de la vida y que tenemos que ver al Señor. Sería terrible que Jesús nos dijese que la prueba de algodón de nuestra santidad es la caridad... y que no podemos vivir con Él toda la eternidad porque no hemos tenido nunca los sentimientos de su Corazón.


+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo

                                                        Primado de España


domingo, 15 de noviembre de 2020

REFLEXIONES PARA LA ADORACIÓN NOCTURNA ESPAÑOLA


NOVIEMBRE: DESDE EL CUARTO DE GUARDIA

 Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

 

LA ADORACIÓN NOCTURNA MOMENTO PARA CULTIVAR LA INTIMIDAD CON DIOS

 

1º Marco para esta noche de enero.

     Dios además de en el cielo, está presente entre nosotros de una manera admirable en el Pan y Vino consagrados, en la celebración eucarística, en el prodigio de la Comunión y en las Especies Sacramentales en el Sagrario. En esta vigilia, vamos a tener como anclaje de nuestro corazón y de nuestros pensamientos: Cristo es el vecino más influyente e importante de nuestra comunidad. Queréis enchufes, id al sagrario. Aprendamos en las vigilias de la Adoración Nocturna a llevarlo en nuestro ser durante nuestra vida, en la media hora de meditación contemplativa, al salmodiar, al cantar, al musitar y al adorar y, sobre todo, en medio de los afanes de cada día.

2º Una oración jaculatoria  al espíritu santo, para que nos encienda en amores.

      Sin la ayuda del Espíritu Santo, nuestra religiosidad puede quedarse en ritos sin alma. El Espíritu Santo, tercera persona de la Santísima Trinidad es el fuego del Corazón de Cristo. Esta noche digámosle:

 

Tu septiformis munere,
Sermone ditans guttura
.

Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.


3º Un texto del venerable don Luis de Trelles que nos inicie en la oración meditativa.

 “En la maravilla de su amor. dios es mi vecino más importante”

     Cristo se ha quedado con nosotros hasta el final de los tiempos.  ¡Imposible! Así es: imposible e increíble para nuestras cortas miras siempre pedestres, siempre a ras de suelo, pero no para nuestro Dios que por su encarnación tiene corazón de hombre sin dejar de amar como Dios. Las vigilias de Adoración Nocturna son ocasión para cultivar y crecer en el amor a un Dios enamorado de los seres humanos, ahondando en la maravillosa intimidad de quien, además de pagar por nuestras culpas, se ha quedado a vivir cerca de nosotros en el sagrario, para seguir de cerca nuestras incidencias, alegrías y penas y, en todo momento, ser nuestro consejero, nuestro amigo, nuestro maestro, nuestro director. Cristo vive en nuestra vecindad. Es el vecino más importante de nuestra comunidad que nos espera paciente, apasionadamente y vivo en el Pan Eucarístico.

     El Señor nos ha redimido. ¡Hecho grandioso! Pero además hay mucho más: ha querido vivir con nosotros para enamorarnos, para que, en medio de la vida cotidiana sepamos que él no nos abandona. Cristo, Nuestro Señor y amigo, sigue de cerca nuestras vicisitudes hasta que nos lleve al banquete eterno del cielo. Dios con nosotros como amigo, hermano, compañero, y además Redentor nuestro y Señor de la historia y además Príncipe de la paz. ¡Alabado sea y bendito por siempre!

   “La vida común de Cristo con nosotros depende de nuestra voluntad, sin la cual no se otorga. Por una condescendencia de Dios que el corazón presiente, pero que la inteligencia no penetrará jamás, sino en la Bienaventuranza, el Señor se nos brinda en el Sacramento y el hombre no acepta, a pesar de que responde tan grande favor a una necesidad instintiva de nuestra alma, criada sin duda para su destino inmortal en la gloria y para unirse con Dios por la gracia en la vida temporal.

     Hay en el mundo, y por ventura en las capas inferiores de la sociedad es frecuente, que haya personas predestinadas a una ‘'vocación superior”, almas aristocráticas, no obstante, su estado social ínfimo, que presienten un porvenir superior sin aspirar visiblemente a él… Así el hombre en quien estaba borrado el sello de su origen, al contacto de Dios humanado, digámoslo así, recupera su realeza primitiva y se puede hermanar, en cierto modo, con Dios, mediante la gracia que le trajo el Hijo del Rey  por una inefable condescendencia.

     La redención no sólo fue para expiar la pena del pecado, sino también una aproximación de Dios al hombre, que revela a éste todo el amor de aquél y le atrae suavemente a sí por vínculos de caridad. ¡Sublime misterio!

     Hay un rescate que supone una compra y un precio, pero también un don perfecto que se nos ofrece. Porque está escrito que tanto amó Dios al hombre que le dio a su Unigénito, No sólo para que con sus méritos infinitos nos rescatase, sino para que también lo cultivase en su afecto y viviese  en una forma tan secreta y eficaz como es la vida eucarística de Cristo…

     No contentándose el Señor con tomar nuestra carne, para sufrir por ella una pena condigna de nuestra culpa, se quedó con nosotros para hacer una vida común, permaneciendo en nuestra proximidad para asimilarnos a él y prestarnos sus auxilios todopoderosos.

     Si fuera posible usar este lenguaje, diríamos que, amén de vida de la gracia, nos quiso ofrecer, obrando de esta suerte, la vida de la amistad, de la de la compañía y de la igualdad con todas sus consecuencias. Es un favor infinito que apenas se creería si no lo explicase el amor de Dios.“

 

Preguntas para el diálogo y la meditación.

 

  La Adoración Nocturna no es una institución venerable que pertenece a otros tiempos. Es remedio a las máximas necesidades religiosas de nuestros días. ¿Por qué no es suficiente saber de Dios, por ejemplo, que El Verbo se encarnó y nos redimió con su muerte y resurrección? ¿Por qué en la Eucaristía se quedó entre nosotros, sólo para alabarle y reparar nuestras miserias o, además, para enseñarnos a vivir y transformarnos en Dios?

   La Eucaristía es el alimento que nos lleva a la vida eterna. Sin duda. Pero no pasivamente ni sólo, porque al recibirlo, sabemos que es verdad. ¿Por qué es tan importante tomar conciencia de que  la comunión es  para unirse con Dios por la gracia en la vida temporal?

    ¿Por qué la Eucaristía es además vivir  en una forma tan secreta y eficaz como es la vida eucarística de Cristo?


 

DOMINGO 15 DE NOVIEMBRE DE 2020, 33º DEL TIEMPO ORDINARIO

  «EMPLEADO FIEL, PASA AL BANQUETE DE TU SEÑOR…»

     Una parábola del Señor desconcertante, pero no oscura. Las cosas del Señor son siempre luminosas aunque lo vivamos desde el misterio.   ¿Cuál es la moraleja de la famosa parábola de los talentos? La Iglesia en el año litúrgico nos la propone en la jornada de los pobres.

     El Señor es siempre generoso en sus dones. Son tres tipos de hombres. Uno que recibe cinco, otro dos y finalmente el último recibe uno. Son enseñanzas de la sabiduría de los pobres.

     Los dos primeros dan fruto. El doble de lo que han recibido. Saben que la vida se nos ha dado y estamos llamados a dar fruto y fruto abundante. Viven la lógica del don, del talento que es siempre poner en valor para que dé fruto lo que hemos recibido. No se puede enterrar los talentos que Dios siempre nos da para el servicio de los sufrientes.

     En el que recibió uno solo está la gran enseñanza de la parábola. El miedo al riesgo paralizó su corazón. Aunque se las da de que conoce las exigencias del Amo, ni las huele. Su error garrafal está en enterrar lo que Dios nos ha dado, aunque parezca pobre e insignificante. Siempre hay que fructificar partiendo de nuestra pobreza. El miedo al riesgo paraliza el corazón. La confianza nos lanza a dar fruto abundante porque sabemos de quien nos hemos fiado. Al final de la vida seremos juzgados en el Amor confiado que nos llevó a entregar la vida desde lo que somos y tenemos fructificando los dones o denarios que Dios nos entregó.

 

+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo

                                                        Primado de España



sábado, 14 de noviembre de 2020

DEL BLOG DEL OBISPO

MENSAJE DEL SR. OBISPO CON OCASIÓN DE LA JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES



     Este domingo 15 de noviembre celebramos la IV Jornada Mundial de los Pobres. De entre los datos que maneja Cáritas, desde el inicio de la crisis sanitaria de la Covid 19, se ha incrementado un 70 % la demanda de ayudas a nivel nacional.  Personas que nunca lo habían hecho (un 26 %) vienen a las puertas de Cáritas por primera vez. Al problema del hambre se suma la incertidumbre frente a un horizonte poco halagüeño y la soledad, otras formas de pobreza que se siguen extendiendo como una auténtica pandemia. Además está la pandemia de nuestro egoísmo, por la que nos protegemos de lo que ocurre y nos cerramos al otro.

     Hemos de prepararnos, por tanto, para vivir intensamente la IV Jornada Mundial de los Pobres, instituida por el Papa Francisco para estimular a los creyentes para que reaccionen ante la cultura del descarte y del derroche, haciendo suya la cultura del encuentro. Al mismo tiempo, la invitación está dirigida a todos, independientemente de su confesión religiosa, para que se dispongan a compartir con los pobres a través de cualquier acción de solidaridad, como signo concreto de fraternidad.

     Como nos recuerda el Santo Padre en su mensaje de este año la comunidad cristiana está llamada a involucrarse en esta experiencia de compartir, con la conciencia de que no le está permitido delegarla a otros”. Tender la mano al pobre pertenece al núcleo de ser cristiano, pues es un signo evangélico que nos recuerda la proximidad, la solidaridad y el amor que el mundo tanto necesita, en medio de sus pobrezas existenciales, en medio de la falsa creencia del “sálvese quien pueda”, en la desconfianza de cualquier acto de gratuidad. En medio de esta pandemia hemos de reconocer y agradecer todas «esas manos que han desafiado el contagio y el miedo para dar apoyo y consuelo». Que su testimonio nos impulse a una mayor entrega diaria y cotidiana.

     No dejes de colaborar con Cáritas, y no olvides tender la mano al pobre que tienes cerca. Seguiremos orando y reflexionando frente la proximidad de esta Jornada. Demos siempre testimonio de Cristo que dio su vida por todos y cada uno. Practicar la fe operativa, la caridad, nos hace degustar el Reino de Dios, al mismo Cristo en nosotros.



sábado, 7 de noviembre de 2020

DOMINGO 8 DE NOVIEMBRE DE 2020, 32º DEL TIEMPO ORDINARIO

«VELAD, PORQUE NO SABÉIS EL DÍA NI LA HORA»

     Poco a poco nos acercamos al final del año litúrgico. Todos los textos evangélicos tocan lo que se llama los novísimos, muerte, juicio y salvación o condenación. Mateo narra la parábola de las diez vírgenes, diez doncellas. Cinco eran sensatas y cinco necias. Es un canto para estar preparados qué es lo que el Señor nos insiste. Es vivir con esperanza.

     El Señor viene en la noche. Su llamada es para que le esperemos como dice un prefacio de Adviento, velando en oración y cantando la alabanza. La actitud de saber esperar es siempre la de un corazón que escucha, como el aceite que ilumina nuestra vida. La enseñanza de esta parábola nos lanza a estar preparados, a vivirlo todo por Cristo con Él y en Él.

     Las cinco sensatas conocen al Esposo que viene en la noche, no para cogernos in fraganti, sino sabiendo que la fidelidad es necesaria en el amor. Tienen el aceite en el corazón que les da la fortaleza para no dormirse en la rutina. Son sensatas porque el amor les mantiene en vela y les hace vivir en la alegría de quien ha conocido el Amor.

     ¿Cuál es el fallo de las necias? Son también cinco. El fallo garrafal es no darse cuenta de que hay que vivir la santidad aquí y ahora. No se puede aplazar la entrega pensando que al final se arreglará. Porque al final ya no hay arreglo. Se han desperdiciado demasiadas gracias. Ya no hay tiempo para más. Al final de la vida el que se salva sabe y el que no, no sabe nada, decía Calderón de la Barca en el gran teatro del mundo.

 

+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo

                                                        Primado de España



domingo, 1 de noviembre de 2020


 


 

DOMINGO 1º DE NOVIEMBRE DE 2020, 31º DEL TIEMPO ORDINARIO

« ALEGRAOS, VUESTRA RECOMPENSA SERÁ GRANDE EN EL CIELO»


El Dia del Señor, este domingo es solemnidad de todos los santos. Los santos son aquellos hombres y mujeres que han vivido el misterio pascual de Cristo muerto y resucitado que celebramos en la Eucaristía. Todos han tenido como carnet de identidad las bienaventuranzas. Han vivido con los sentimientos del Corazón de Cristo, con ese corazón ilimitadamente bueno que refleja las bienaventuranzas.

La Iglesia ha recogido en esta fiesta la intercesión de todos los santos, todos amigos de Dios y por tanto amigos nuestros que nos ayudan en el camino de la vida a alcanzar la santidad que han alcanzado ellos. Los santos son los mejores hijos de la Iglesia y han vivido cumpliendo la voluntad de Dios. Nunca han falsificado el Amor, que es vivir en el pecado. Se han abierto a la gracia de Dios sin condiciones.

     El programa de la santidad es Jesús resucitado, que refleja en su costado abierto las bienaventuranzas como el camino de vivir en los proyectos de su Corazón que subsisten de edad en edad. Las bienaventuranzas se viven cuando se contempla al Señor y vivimos cumpliendo su voluntad en la vida cotidiana.

     El único error que existe en la vida es no ser santo. Es la vocación de todo cristiano por el bautismo. No es el lujo de unos cuantos. Es la exigencia de vivir sembrando claridades, como lo refleja el corazón del que vive de las bienaventuranzas.

 

+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo

                                                        Primado de España